Bonus para Feijóo o “malus” a Sánchez
Todas las encuestas (excepto las del CIS) mejoran las expectativas de voto del PP con Feijóo al frente y empeoran las del socialismo Sánchez. De hecho, dibujan un empate cerca del 30% de los votos para cada uno. Y todas las encuestas señalan que la valoración del presidente del gobierno está por debajo de la del partido y de algunos de sus ministros. Parecen querer decir esas valoraciones que Sánchez no añade al partido; lo cual no es novedoso, algo semejante del pasó a los anteriores presidentes, incluido Aznar, que tenían más rechazo que aprobación.
Que Sánchez no añade al partido no significa merma de liderazgo, al menos mientras mantenga el poder. Ocupando la Moncloa Pedro Sánchez no tiene oposición visible en el PSOE, existen militantes no simpatizantes, incluso durmientes, pero nadie discute el liderazgo del presidente, ni siquiera cuando las encuestas le colocan en tránsito hacia la oposición. Cuando eso ocurra (si ocurre) será el momento en el que se discutirá su liderazgo en el partido. Sobre él caerán las responsabilidades de la derrota.
A la vista de esas encuestan ¿cuál es el aspecto más relevante? ¿Méritos de Feijóo o deméritos para Sánchez? Sospecho que más de lo segundo que de lo primero; el sentimiento dominante en la ciudadanía es de incertidumbre ante el futuro, incluso miedo, simultánea a la decepción con los que gobiernan. La conclusión de esos sentimientos va en favor del cambio de rumbo, del relevo.
El PP con Feijóo al frente apunta hacia el 30%, con ganancia de dos millones de votos que vienen de Ciudadanos y también de votantes socialistas decepcionados. Gana esos votos flotantes que pueden ir a uno u otro lado según dominen los sentimientos. Al PP le gustaría captar los votos perdidos en favor de VOX, pero no se nota. VOX gana votantes (se acerca al 20%) que vienen del PP y de la abstención, incluso algunos de Ciudadanos. Votantes que no atienden tanto a las pretensiones ideológicas como a satisfacer sus pulsiones, incluida la de castigar al PP por sus torpezas. Para esos votantes de la derecha clásica el voto a VOX es también un voto para que gobierne el PP. Una tesis que desespera a Feijóo que sueña con lograr una mayoría suficiente para gobernar en solitario, como consiguió en Galicia.
El caso de Castilla León confirmó esa tesis, y lo que ocurra en Andalucía el próximo día 19 será determinante. Feijóo tendrá que tomar nota y redefinir su estrategia que puede insistir en no contar con VOX o en entregarse a una ambigüedad poco creíble.
En la Moncloa son conscientes de que lo que cuenta para los electores en estos momentos es la economía, por eso ensalzan sus logros con exceso al tiempo que mantienen la alarma ante la emergencia de la derecha ultra, un mensaje con poco calado en la mayoría que ha blanqueado a VOX a la vista de las encuestas. Un mensaje que probablemente no sirve ni siquiera para movilizar el voto durmiente del PSOE-Sánchez.