Banco de España: un recuperación incompleta con incertidumbres
El Informe Anual del banco de España que suele emitirse en mayo/junio viene a ser el canónico para los expertos económicos, el que se usa como referente para cuantos quieren tener opiniones fundadas. No quiere decir que sea infalible, pero sí que es solventes y fiable. Alguno de los todólogos que ocupan espacio en las televisiones decía está mañana que se trata de “un informe más entre muchos”. Pues no, no es uno más. Probablemente el comentarista no ha leído un solo informe de este tipo ni acierta a estimar su alcance. Otro sí para políticos, sobre todo parlamentarios, que se suben al podio y opinan con recetas y tópicos viejunos.
El Informe es un documento meditado y trabajado por los economistas del servicio estudios, ratificado luego por los directivos del banco, por tanto, se trata de un documento debatido y consensuado, que se apoya em datos y en opiniones profesionales sustentadas en estudios profesionales. Opinable, como es propio de las ciencias sociales, pero fundado.
Entre las observaciones del informe cabe destacar la conclusión de que la recuperación tras la pandemia en el caso español es “incompleta y rodeada de incertidumbres”. Incompleta a estas alturas frente a los casos de Estados unidos que alcanzó la recuperación durante la primera parte de 2021 y Europa que lo consiguió a finales de año. El caso español queda para el próximo año. El Informe expone las razones del retraso, pero al tiempo deja claro, sin mencionarlo, que cualquier triunfalismo del tipo de los que reiteran el presidente del gobierno y su vicepresidenta de la materia, están fuera de la realidad. Otro de los aspectos centrales se refiere a la inevitabilidad de la consolidación fiscal, que será más dura cuanto más se retrase.
De menara que tenemos problemas con lo que constituye la primera parte del informe: balance de la situación; no hay consenso. La segunda parte trata de los retos estructurales de la economía española y las políticas parta abordarlos. No hay novedades sobre las tesis que viene sustentando el banco de España desde hace años: necesidad de reformas estructurales, políticas fiscales rigurosas, evaluación del gasto, flexibilidad, medidas contra la desigualdad y la pobreza… una música y letra que se aproxima, pero poco, a la acción efectiva del gobierno más centrada en repartir subsidios y legislar en vacío que en acometer políticas efectivas. Como ejemplo práctico puede servir la última ley de vivienda.
La tercera parte del informe se refiere a la inflación, un fenómeno que resucita, que parecía coyuntural pero que está durando y causando desequilibrios inesperados y severos. El Informe recomienda una política de rentas, un pacto social, que en estos momentos está lejos de materializarse. Finalmente, el cuarto capítulo se refiere al cambio climático y la transición ecológica, que implica cambios profundos, inversiones, que solo aparecen en los discursos que no se traducen en estrategias efectivas. Muchas declaraciones y normas, pero pocos efectos.
En resumen, un Informe sólido, serio, previsible, coherente, pero que tendrá poca trascendencia, más allá de fogonazos sobre pensiones, porque la mayoría no lo va a leer aunque lo criticará de oídas.