Suben los tipos, baja la bolsa
La relación entre el precio de los bonos y el de las acciones es conocida; cuando baja el bono es muy probable que suban las acciones y lo contrario, a menos rendimiento del bono corresponde mayor precio para las acciones. Es la tesis general que admite excepciones y variantes. Los precios de los bonos están muy vinculados al tipo de interés que determinan los bancos centrales además de la prima de riesgo aplicada a cada emisor, sea país y compañía.
La tendencia actual y para el futuro es que los bancos centrales suben los tipos de referencia, la FED con determinación (ya subió un cuarto de punto y esta semana puede añadir otro medio punto) y el Banco Central Europeo con más lentitud, pero con carácter inequívoco. De hecho, los bonos europeos ya marcan el 1% para el alemán, el 2% para el español y algo más para el italiano. El bono USA ya ronda el 3% atrayendo inversión que refuerza el dólar, algo que no siempre satisface al Tesoro que no quiere que la moneda pierda competitividad. Tampoco interesa a los europeos que el dólar se fortalezca ya que muchas de las importaciones de materias primas, especialmente combustibles, se fijan en dólares.
La bolsa pierde atractivo y las cotizaciones bajan porque los inversores modifican la composición de sus carteras. Cuenta también la calidad de cada activo, resisten mejor las acciones de compañías sólidas y con expectativas y se debilitan las endeudadas o con perspectivas menos favorables.
Tiempos complicados para el inversor, siempre lo son, pero en algunos casos la volatilidad es más acusada. Y este es uno de esos momentos difíciles, en los que un rumor o una realidad desfavorable se cobra recortes excesivos. El caso reciente de Netflix es elocuente, una leve caída de clientes y la hipótesis de un cambio de condiciones provoca caídas de la cotización a la mitad, de más de 350$ a menos de 200$ en el corto plazo de dos semanas. Otro tanto para Amazon cuyos resultados trimestrales le hizo perder 500$ (de 3000 a 2500) en dos sesiones.
Los resultados que están reportando las compañías para el primer trimestre no son malos, todo lo contrario, pero la tendencia del trimestre actual no es creciente, todo lo contrario. La guerra de Ucrania va a durar y la reestructuración de las cadenas de suministro, la gestión de precios, el sentimiento de consumidores e inversores, aconseja pensar las decisiones sin precipitación. Recomponer los modelos energéticos, los sistemas de producción y las redes de clientes requiere tiempo. La buena noticia es que las empresas se han puesto a la tarea por la cuenta que les tiene, el problema viene con la urgencia, ¿dispondrán de tiempo?