Zara, gentes de otra galaxia
Zara, como Mercadona, son empresas de la periferia española que han escalado en una generación y media al olimpo de las compañías más admiradas y con más brillantes resultados. Ambas con modelos de negocio singulares que se ajustan mal a los cánones convencionales. Ambas son lideres destacados en su negocio, han evitado diversificaciones tentadoras (al margen de iniciativas personales) y huyen de la deuda como de la peste. Ellas se lo guisan, ellas se lo comen. No se parecen, pero riman; gozan de liderazgos fuertes, los de los fundadores, pero ejercidos con tanta discreción como humildad; a sus zapatos, es decir a sus tiendas y a la gestión más innovadora posible.
En Zara el fundador dio un paso al lado hace casi dos décadas cuando eligió a Pablo Isla, primero como consejero delegado (2005-011) y finalmente como presidente ejecutivo, aunque siempre bajo la tutela del propietario, de Amancio Ortega que controla directamente más de la mitad de la compañía y aporta al mercado estabilidad y fiabilidad.
Pablo Isla ha hecho un trabajo excelente como primer ejecutivo tal y como lo avalan las cifras de crecimiento y el valor en bolsa. Ahora, sorprendentemente para los profanos, da un pasa atrás y a los 57 años pone punto final a su desempeño. Es muy probable que esos diez años de presidente responsan a un pacto original y que el relevo tenga poco de sorpresa.
Si la fórmula Amancio-Isla, propietario-fundador y primer ejecutivo tiene su originalidad, la nueva fórmula es diferente porque las circunstancias son distintas. La presidencia no ejecutiva toca a la hija del fundador que conoce la casa y la ha mamado. Al fondo seguirá el padre que por edad tiene que ir dejando atrás su dedicación. Y al lado de la presidenta aparece un consejo de dirección profesional con gentes de la casa y de fuera, con un consejero delegado ejecutivo con experiencia jurídica y financiera y con una decena de directores generales que encabezan las áreas de negocio.
La eficacia del nuevo modelo la medirán los resultados de los ejercicios próximos. La bajada de la Bolsa es accidental, se debe a la sorpresa que no suele gustar a los inversores- lo que cuenta está en los resultados futuros: crecimiento, márgenes, innovación, digitalización. Zara ha superado la pandemia con buena nota, aprovechó para limpiar balances, adelgazar y modernizarse y eso se notará los próximos trimestres.
Aunque los cambios han sorprendido a todos nada indica que sean apresurados o improvisados. Ahora la entrevista de la nueva presidenta en el WSJ hace pocos meses tiene otra lectura que permite descifrar los mensajes. Pablo Isla ha acabado su trabajo y su compromiso con Ortega, ha cumplido con nota y está disponible y libre incluso para dejar pasar el tiempo; sospecho que le esperan nuevas tareas. En cualquier caso, estas gentes del Noroeste, de la Coruña son especiales, pertenecen a otra galaxia.