Vienen a por mí, sostiene Montoro
Frente a la avalancha de críticas que le han caído encima al ministro de Hacienda su respuesta ha sido contenida: “es que vienen a por mí, pero yo sigo trabajando”. El otras ocasiones el ministro ha sido más beligerante, la semana pasada, sin ir más lejos, advirtió que actuaría contra el que se pasara de la raya. Sobre Montoro llueve fuego amigo y enemigo y ya se sabe que no hay peores adversarios que los del propio partido.
Ese libro que, al parecer, el exministro Soria ha concluido aunque duda sobre la oportunidad de publicarlo, lleva dinamita contra Montoro al que, insisto con el “al parecer”, atribuye el empujón final para su dimisión. Sobre cualquier Ministro de Hacienda caen chuzos de punta, en realidad un gobierno es una coalición de ministros contra el de Hacienda. Y Cristóbal Montoro no es excepción con el agravante que entre las cualidades del ministro no está la de hacer amigos.
Rajoy y la vicepresidenta mantienen su apoyo al ministro de Hacienda y lo han explicitado recientemente, pero ese apoyo dura hasta que quien lo otorga decide suspenderlo. Y Rajoy es experto en el arte de abrasar a compañeros de partido que pueden crearle problemas. A Rajoy le dimiten sin que tenga que despedir. Ocurrió con Gallardón y con Soria y otro tanto respecto a líderes regionales que en otra hora fueron aliados decisivos.
¿Dimitirá Montoro o será remodelado en un futuro inmediato? Solo Rajoy (y Montoro) lo saben o ni siquiera lo saben aunque lo pueden saber pronto. Rajoy está tomando la temperatura ambiente una vez que sabe que no va a recibir ningún apoyo socialista y que la alianza que le permite gobernar es demasiado frágil. Un cambio de gobierno para dar entrada a personas menos desgastadas y con capacidad para el diálogo, podría proporcionar a Rajoy pasaporte hasta 2019, año electoral a la fuerza, en el que se repartirán de nuevo las cartas de la política y se fijará el nuevo equilibrio de poderes parlamentarios.
Para sacar adelante el Presupuesto 2018 otro ministro de Hacienda puede ayudar más que el actual y para hacer frente al reto separatista unos arreglos en el gobierno también pueden favorecer la toma de decisiones que será inexcusable en cuanto acabe el verano, incluso antes, durante los `primeros días de septiembre.
La otra alternativa es la disolución de las cámaras y otra cita electoral. Se trata de la bomba de neutrones que tiene a mano el Presidente pero que no quiere apretar el botón sin disponer de datos demoscópicos más favorables. Montoro sostiene que van a por él y tiene razón; el problema es que la junta de acreedores que reclama su cabeza es demasiado extensa, incluidos algunos compañeros de partido que reclaman su relevo. Demasiado hasta para Montoro. La cuestión es cuando decidirá Rajoy que llegó la hora del cambio.