El conflicto de las banderas
En el arranque de la Transición la “ikurriña” (bandera oficial del País Vasco) fue causa de muerte para algún agente de la seguridad del estado al que se le ordenó retirar esa bandera de algún enclave trampa donde los terroristas habían colocado una bomba. El año 1979 el Estatuto de Autonomía declaró la ikurriña bandera oficial. ¿Mereció la pena perseguir la ikurriña por ilegal? Que cada cual medite su propia respuesta. Las banderas llamadas “esteladas” han dado mucho juego a los nacionalistas y separatistas catalanes para argumentar que son perseguidos y que sus libertadas están limitadas.
Estados Unidos es quizá el país más orgullosos y respetuoso con su bandera, leyes de varios estados consideraban delito cualquier ultraje o menosprecio a la bandera. Pero el año 1989 el Tribunal Supremo sentenció que: "El Gobierno no puede prohibir la expresión de una opinión (incluida la quema de la bandera) simplemente porque no está de acuerdo con el mensaje" Uno de los jueces conservadores argumentó para explicar su voto en favor de la despenalización: “dura lex sed lex. Mucha gente, dijo, incluso aquellos que han tenido el honor singular de llevar la bandera en el combate se mostrarán consternados con nuestra decisión. Pero hay veces que es necesario tomar decisiones que no nos gustan. Es irónico y a la vez fundamental que la bandera debe también proteger a aquellos que no la acatan" Fue una sentencia polémica que puso punto final a una cadena de confrontaciones sociales. Si no era ilegal quemar la bandera, si no merece sanción, tampoco merecía la pena a los detractores de la bandera andar provocando con ella. Con la ikurriña pasó algo parecido, pero durante el entretanto se pagó un precio irrecuperable.
Para el partido del futbol del domingo en Madrid, Barcelona-Sevilla, la “estelada” ha entrado como un cohete a incentivar la confrontación. La prohibición de las banderas, ¿resta algo a los separatistas? Sospecho que todo lo contrario. Sin prohibición hubieran menudeado esas banderas en una parte del campo, ¿y qué? Con prohibición están garantizados los problemas, con el agravante de que, antes o después, los tribunales encuadrarán la exhibición de las banderas en el ámbito de la libertad de expresión (como en Estados Unidos) especialmente para la exhibición privada, por parte de personas que manifiestan sus preferencias con esos colores.
El interés del partido de la final de la Copa del Rey se ha desplazado del fútbol a las banderas, de terreno de juego a los alrededores del campo y a las gradas. Ni es inteligente, ni es práctico e incluso sospecho que tampoco es legal prohibir a las personas exhibir sus preferencias.