De debate en debate, evitando resbalones
Los partidos nuevos se apuntan a todos los debates, en teoría tienen poco que perder (lo cual tampoco es seguro, ya que a medida que se enseñan ganan y pierden), mientras que los viejos se resguardan y calculan los riesgos. Rajoy ha limitado esos riesgos a un solo debate muy cocinado y de baja exposición. Aplica el principio conservador: “en la duda abstente”, y evita a los nuevos pretendientes, descarados y muy entrenados en los platós de las televisiones. El PP acepta como contrincante de Rajoy solo a Pedro Sánchez, al que ven tierno y asequible para ese trance.
El equipo de campaña de Sánchez teme el exceso de exposición con no menos de tres compromisos a distintas bandas, el que asumieron con El País, quizá con precipitación, con presencia de Rivera, Iglesias y Sánchez y ausencia del PP. Para Rajoy la ausencia el día 30 de la cita con El País supone un riesgo calculado, las críticas por no ir se taparán con las actuaciones de los presentes, especialmente Sánchez, poco experimentado en debates públicos, que tendrá que soportar las acometidas de los otros adversarios, que se presentan como lo nuevo y renovador frente a lo viejo, corrupto e ineficiente.
La segunda vuelta para Sánchez será en el plató de A3/La Sexta, que no han desvelado aún el formato y los moderadores, donde tendrá que confrontar con la vicepresidenta Santamaría, nº 2 en la lista de Rajoy, y también con dos pretendientes dispuestas a dar codazos para ganar votos y evitar quedar cuartos que reduce las posibilidades de formar grupo parlamentario con poder efectivo.
Queda por ver que ofrece Mediaset, no es probable que Vasile se resigne a no ser una cadena de debate, de manera que pondrá toda su persuasión (que no es poca) para lograr réditos en esta batalla que es política y es mediática. De manera que otra cita con riesgo para todos, especialmente para los partidos tradicionales y sus líderes.
Rajoy vivirá al margen de esos avatares hasta la confrontación a dos, en el calculado, previsible (y costoso) plató de la Academia de Televisión que necesita a RTVE para lograr notoriedad. Para RTVE es un trago tener que actuar como porteador de este debate, tontos útiles (o inútiles) que no justifican ni el objeto social ni el presupuesto.
El resultado electoral está abierto, hay varias hipótesis posibles, cualquier resbalón durante las próximas semanas puede descabalgar a alguno de los candidatos. Empieza a notarse la guerra sucia, los gabinetes de investigación para desmontar candidatos han empezado a filtrar material de descrédito. Muy a la americana, y los partidos más atacados, se afanan en contrarrestar las acusaciones, aunque conscientes de que el que golpea gana ventaja y el que se defiende la pierde.
Ciudadanos aparece como blanco preferente del descrédito, al ser el partido más centrado sufre las acometidas de todos los demás, que consideran a Rivera un aguafiestas que les resta oportunidades. Tres semanas y media, veinte ediciones matutinas que pueden desestabilizar a cualquiera de los pretendientes. Hay muchas posibilidades de que esta vaya a ser la campaña más expuesta, más sucia y más técnica de la historia.