Periodistas madrileños y sistemas electorales
En los programas electorales de los partidos renovadores ocupa espacio la reforma de la ley Electoral para lograr la “mayor proporcionalidad” y corregir las inequidades de la ley actual. No hay detalle sobre el contenido de esas reformas, solo el bondadoso propósito. Cuando se concreta resulta complicado alcanzar la proporcionalidad; optar por circunscripciones equivalentes es mera teoría, la geometría tendría que ser variable y de polémico dibujo, fuente de nuevas inequidades. Y luego, fijado el distrito, hay que elegir el sistema proporcional más eficiente que también tiene su gracia. De manera que conviene tener en cuenta el óptimo es el sistema menos malo; y que en la lista corta de los menos malos está el español actual.
Un tercer problema, además del distrito y del sistema de determinación de vencedor (mayoritario, proporcional, proporcional corregido, ¿Cómo de corregido?) radica en la confección de la lista o plancha, ¿Abierta, cerrada. Completa, incompleta, intercambiables? De manera que aten esa mosca por el rabo. Los de Podemos han tratado de utilizar un sistema muy abierto (y muy controlado), con auxilio de las nuevas tecnologías y finalmente han conseguido participaciones modestas y resultados a la búlgara en muchos casos.
Un caso curioso es el que utiliza la Asociación de la Prensa de Madrid para elegir junta directiva cada cuatro años desde hace más de dos décadas. Listas abiertas e intercambiables, es decir que cada candidato presenta su papeleta individual, parcial o completa y cada elector recibe las papeletas de cuantos se presentan y una en blanco que puede rellenar con su propia elección, eso sí ajustando los epígrafes de cargos (presidente, vicepresidentes, secretario) a los nombres de los candidatos a es puestos.
El resultado es que una parte de las papeletas son a lista completa (el 80% en las elecciones del pasado jueves y porcentajes semejantes, algo mayores, en las elecciones anteriores de 20011, 2003 y 1999) el resto fueron listas compuestas completas o incompletas de distintas planchas. El recuento es complicado y lleva varias horas y el resultado siempre incierto. Tanto que en las cuatro últimas elecciones han producido resultados distintos. El año 1999 salió elegida una junta con diez componentes de dos de las tres listas que competían y catorce votos de diferencia los dos candidatos a presidente más votados (440, frente a 426 y 241 para el tercer candidato). Tanto el año 2003 como el 2011, con el misma sistema de listas abiertas e intercambiables salió elegida una lista completa, de las dos planchas completas (2003) y tres (2011) presentadas. El pasado jueves, con el mismo sistema el resultado final ha sido una junta compuesta por 23 personas, seis de una lista y 17 de otra. La presidenta gana por doce votos y cuenta con seis de los componentes de su plancha, los otros 17 son de la otra lista, cinco de ellos miembros de la comisión ejecutiva formada por siete personas. El cargo de bibliotecario-archivero se dilucidó por un voto. El más votado obtuvo el 52,7% y el menos votado el 45,7%.
De manera que un mismo sistema, muy abierto y que empodera al elector, produce resultados muy distintos y deja fuera de la junta más de cuatro de cada diez votantes. ¿Es este sistema el más equitativo? ¿Lo sería uno menos abierto? Pues depende de los resultados. Hasta ahora el sistema de la APM ha propiciado siempre juntas directivas que formadas por miembros de distintas listas han sabido entenderse y trabajar con razonable eficacia. En materia electoral los sistemas tienden a ser instrumentales, el mejor es el que más dura sin causar problemas no manejables.
Como recordatorio cabe señalar que cuando en 1951 la Asociación de la Prensa recuperó su derecho elegir (secuestrado por el sindicato vertical desde 1939) la primera elección se dilucidó (82% de participación) con diferencia de un voto, Lucio del Álamo alcanzó la presidencia con 244 votos, Víctor de la Serna obtuvo 243. Un elector depositó (se supone que por error) una papeleta de inquilino en vez de la electoral.