De despropósito en despropósito
(Víctor Grifols habla claro porque puede)
El repaso de los temas principales de la agenda política e informativa española coloca al país en la lista de los sospechosos, candidato a país fallido y poco confiable. Por un lado el más profundo clientelismo del XIX, el que arruinó la restauración de Cánovas y sentó la base de las dictaduras del XX. Por otro el capitalismo de amiguetes propio de países con democracia provisional, aparente e insuficientemente establecida.
El ayuntamiento de Madrid, con alcaldesa sustituta del alcalde designado, anda en pánico dando bandazos para alejarse de amistades peligrosas que se dieron de bruces con un accidente catastrófico. Pudo no haber pasado, pero sumaron demasiadas papeletas para la rifa de la desgracia. El PP madrileño está corroído de amiguismos y favores, tal y como acredita el caso Gürtel y, ahora, los contratos de las macro fiestas y el Madrid Arena. Riesgos posibles, pero lo dramático está en que no hay enmienda, no se nota repudio de las conductas indecorosas o dolosas.
Respecto a Valencia la lista es demasiado abrumadora y escandalosa como para reproducirla; pero allí tampoco se nota enmienda. Algún cambio se nota en Baleares pero habían llegado tan lejos, hay tantas evidencias y procedimientos avanzados con algunas condenas, que la situación era insoportable. En la otra acera el caso andaluz es elocuente de lo que ocurre cuando un partido se eterniza en el poder con una militancia burocratizada, enfeudada y colgada del presupuesto.
Pero lo más grave de estos días afecta a Cataluña, ese oasis que se siente superior al resto, que desprecia a España y los españoles como gente atrasada. El líder de ERC descalifica España como país fracasado para luego pretender una separación amistosa y dialogante. ¿Se puede ser amable con alguien que insulta sin parar? O es malo o es tonto, y ambas hipótesis complican la conversación. Tras decir que España es la peor democracia del mundo los contertulios del susodicho dicen que es una persona amable y educada, que no tiene azufre en la boca. ¡Vaya vista!
Lo más grave es la peripecia suiza de los jefes de Convergencia, de Pujol, Mas y Puig. Las acusaciones están insuficientemente fundadas, pero las explicaciones también. La filtración policial huele que apesta a juego sucio. Pero la respuesta se desliza hacia lo mismo. El presidente catalán dice que enloda el propio Rajoy y Cospedal y Montoro… olvidando a la vicepresidenta que es la jefa de los espías, la que está más cerca de la zona de sombra del Estado. Acusaciones graves que tropiezan con un silencio incomprensible. La fiscalía debería llamar a declarar a todos.
En enfrentamiento sucio entre los dos gobiernos, español y catalán, en vísperas de unas elecciones, produce sonrojo y justifica los comentarios de Víctor Grifols, presidente y dueño de una de las empresas más internacionalizadas y exitosas del país, o se refunda España y hay que irse a otro lado. Víctor Grifols puede irse sin mucho daño, pero la inmensa mayoría de los 42 millones largos de españoles nacionalizados no pueden irse, tienen que aguantar esta tropa de gobernantes con tan poca vergüenza como malas artes. El debate Cataluña vs. España está envenenada y envenena. Vamos a menos y a peor.
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