A Montoro se le nota fuerte
El ministro de Hacienda es bravo en sus declaraciones; sostiene que su discurso es claro, al pan y al vino…vino; arremete contra sus adversarios sin arrugarse y no rehúye los charcos. No es un ministro de Hacienda típico, aparenta liviandad, más parece el jefe de gabinete, pero va de frente y al choque. Compareció ante una de las organizaciones de autónomos, la más favorable al PP, y aprovechó para avanzar los datos de ejecución presupuestaria hasta octubre (36.700 millones de euros de déficit del Estado, que supone el 87% del objetivo para todo el año) sin más detalles e insistir en el compromiso de que a fin de año el déficit no irá por encima del 4,5% pretendido.
Son pocos los analistas que estiman que el Estado ajustará su déficit a ese 4,5%, solo el ministro y su equipo mantienen el compromiso. Y como ellos saben más que los demás sobre los ingresos y los gastos y como esperan cuadrar las partidas a final de año, puede que el gobierno esté más cerca de la realidad que los demás.
Si Montoro clava el déficit comprometido, incluso con alguna décima más, ganará credibilidad. Ajustar en una año tan complicado más de un punto de déficit tiene mérito. Pero si los analistas tienen razón y el déficit del Estado se va más allá del 5% y el total más allá del 7% el efecto será el contrario y la posición del gobierno quedará más debilitada de lo que ya está.
Ante un auditorio de autónomos el ministro se fue arriba y arremetió contra el fraude, ante gentes que se llevan regular con eso de “con IVA o sin IVA”. Pero no fue el IVA lo que incitó al ministro, sino la evasión y las cuentas en Suiza que ha vuelto a poner de actualidad la campaña electoral catalana y las acusaciones formuladas por El Mundo contra dirigentes de Convergencia.
Precisamente el ministro de Hacienda es el que dispone de información precisa sobre las cuentas suizas del padre del presidente de la Generalitat que, dicen, fueron regularizadas en su día. También puede saber de la suerte de las mismas tras la correspondiente testamentaria, aunque sucesiones sea competencia autonómica, el avatar de esas cuentas tiene que dejar rastro en la Agencia Tributaria.
Por eso el ministro está concernido por la prudencia y la firmeza, y no por el discurso político con acento populista. De Hacienda hay que esperar hechos, actuaciones, informes para que los jueces actúen; las advertencias del ministro sobre las cuentas suizas, sin concretar, tiene tufo electoral y no es ese el mejor camino para la credibilidad y para poner orden y a cada uno en su sitio.
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