Un ingeniero prudente al frente del Congreso
Rajoy empieza a destapar cartas con autoridad, a su manera. Quienes especularon con acertijos sobre los nombramientos de hoy se han columpiado por precipitación innecesaria. La moda de las quinielas fue muy franquista pero ahora es interesante, más vale trabajar con datos ciertos que con inducciones razonables.
La designación de presidentes de las Cámaras y de los portavoces del grupo parlamentario que sustentará al gobierno indica el talante (que deja de ser palabra prohibida esta legislatura) del nuevo presidente, que opta por personas de probada lealtad, pero con razonable independencia personal. Tanto Jesús Posada como Pio García Escudero son dirigentes del PP con experiencia y personalidad, gentes que no corren detrás de un cargo y que no nadan ansiosos de figurar.
Van a presidir unas cámaras en las que su grupo cuenta con abrumadoras mayorías, pero eso mismo obliga al presidente a cortesía con la oposición y a otorgar a los demás grupos presencia y margen de maniobra. En lenguaje taurino, del que los dos presidentes son aficionados con mérito, hay que tener cuidado con los mansos. En teoría parlamentos con mayoría absoluta son “mansos” para sus presidentes, pero bien puede ocurrir que no le sean tanto ya que en cualquier caso las minorías tiene sus derechos y su espacio y a falta de obstaculizar al gobierno bien pueden intentarlo con la cabeza de la cámara.
Las primeras decisiones sobre las mesas de Congreso y Senado dejan claro que el gobierno quiere buenas relaciones con el grupo catalán, con el que pretende consensuar todo aquello que sea posible, pero que no va a dejar espacio para aventuras de la oposición. Por eso la mesa contará con tres grupos parlamentarios representados, el popular, el socialista y el catalán. Con IU ni populares ni socialista tienen cromos que cambiar, los unos porque sus programas son antagónicos y los otros porque tardarán en olvidar lo ocurrido en Extremadura.
Jesús Posada es ingeniero de caminos, como lo fue Sagasta, y acumula experiencia política y administrativa para dar y tomar, desde la cuna. Ha sido gobernador civil director general, ministro, presidente autonómico, parlamentario de a pie, presidente de comisión… tiene retranca y serenidad para no andar ansioso de casi nada una vez cumplidos los 66 y satisfechas sus aspiraciones. Presidirá el Congreso con tendencia a la serenidad, a poca bronca y alguna gracia que no moleste. Algo semejante es el caso de Pío García Escudero, que roza los 60 y que conoce el Senado como su propia casa. Un arquitecto en el Senado y un ingeniero en el Congreso, significa una circunstancia poco común; ya que las cámaras son propicias a juristas hábiles en dialéctica y reglamento.
Esta podía ser una buena oportunidad para renovar los reglamentos de las dos cámaras y hacerlas más operativas y eficaces, aunque no sea esa una de las prioridades de Rajoy en estos momentos. De momento lo que queda claro es que la autoridad del presidente electro es indiscutible, sin hipotecas ni compromisos. Por eso quiere gente experimentada y prudente para los asientos principales.
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