WikiLeaks filtra un programa secreto de la CIA para infiltrarse en móviles y Smart TV
El portal de filtraciones WikiLeaks ha iniciado la difusión de datos de un programa encubierto de 'hacking' de la CIA estadounidense, como parte de una serie en siete entregas que define como "la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia". Según los documentos filtrados por la web de Julian Assange, el arsenal de armas de 'hackeo' de la CIA se centraba en la creación de virus y 'malware' utilizados para el pirateo de productos cotidianos como Iphones, Androids, Windows phones, portátiles e incluso 'smart TVs' de Samsung.

La serie lleva el título de "Vault 7" (“Bóveda 7”) y se ha estrenado con el capítulo "Year Zero (Año Cero)" y que abarca el periodo de 2013 a 2016. Esta primera entrega comprende un total de 8.761 documentos privados de la CIA acerca de sus tareas de espionaje cibernético.
RELEASE: Vault 7 Part 1 "Year Zero": Inside the CIA's global hacking force https://t.co/h5wzfrReyy pic.twitter.com/N2lxyHH9jp
— WikiLeaks (@wikileaks) 7 de marzo de 2017
Fundamentalmente, sirve de introducción para conocer la magnitud y el alcance del programa de 'hackeo' de la CIA, las decisiones tomadas por la agencia y la variedad del arsenal de armamento informático con el que han espiado a miles de personas. Algunos de estos productos son, según WikiLeaks, el iPhone de Apple, los teléfonos Android de Google, Windows de Microsoft y hasta los televisores de Samsung, que pueden convertirse en micrófonos encubiertos mediante un software supuestamente elaborado en colaboración con el MI5 británico.
Por lo que se refiere a las televisiones, ambos servicios de inteligencia, la CIA y el MI5, desarrollaron conjuntamente un modo de "falso apagado" que les permitía utilizarlas mientras no estaban funcionando, al menos aparentemente, para grabar de forma remota conversaciones en las habitaciones donde estaban los aparatos y enviárselas a sus servidores con el fin de que posteriormente pudieran ser analizadas. Este método desarrollado por los 'hackers' no daba ningún tipo de señal de manera que resultaba indetectable.
El pirateo a los smartphones funcionaba igualmente a través de una serie de virus y programas específicos creados ad hoc para cada sistema operativo. Tras ser infectados, los teléfonos podían ser configurados para mandar a los servidores de la CIA las geolocalizaciones del usuario y los audios y textos comunicados. De esta forma, la CIA obtenía acceso completo a las comunicaciones del usuario hackeado llegando incluso a poder activar los micrófonos y cámaras de los teléfonos de forma remota.
La filtración ha permitido conocer que la CIA estuvo investigando también cómo controlar los sistemas de navegación de los coches modernos para poder conocer en todo momento la geolocalización de los vehículos e incluso controlar su sistema de autoconducción. Los documentos no especifican con qué propósito se desarrollaron este tipo de infecciones, pero Wikileaks deduce que el control remoto de vehículos podría ser utilizado por la Agencia de Inteligencia para llevar a cabo asesinatos de una forma casi imperceptible y con total apariencia de accidente.
Los documentos robados proceden de una red aislada de alta seguridad situada dentro del Centro de Ciberinteligencia de la CIA en Langley, Virginia. Wikileaks ha explicado que la CIA perdió el control de la mayoría de su material de pirateo, incluyendo 'malwares', virus, troyanos, y sistemas de control remoto, y este material y herramientas fueron a parar a manos de varios piratas informáticos que trabajaron para el anterior Gobierno y otros 'hackers' privados. A partir de ahí, una de las personas sin autorización que se hicieron con los documentos decidió compartir parte de ellos con la web de filtraciones para poner al descubierto la alternativa de ‘ciberguerra’ por la que habría optado Estados Unidos para sortear los elevados costes de los desarrollo nucleares.
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, había planeado una rueda de prensa a través de internet para presentar "Vault 7", pero posteriormente ha anunciado en Twitter que sus plataformas habían sido atacadas y que intentará comunicarse más adelante. Ha sido él mismo quien ha presentado la filtración de este martes desde la embajada de Ecuador en Londres, donde lleva refugiado desde 2012, como "excepcional desde una perspectiva legal, política y forense". Assange ha destacado que "hay un gran riesgo de proliferación en el desarrollo de armas cibernéticas", que resulta de la incapacidad de las agencias de seguridad para controlarlas una vez las han creado y de su "alto valor de mercado".
Wikileaks ha revelado también que, además de su centro en Langley, la CIA utiliza el consulado de EEUU en Fráncfort "como una base encubierta para sus 'hackers' en Europa, Oriente Medio y África". El portal ha hecho hincapié en que, al difundir toda esta documentación, ha tenido mucho cuidado para no distribuir "armas cibernéticas cargadas" hasta que "emerja un consenso sobre la naturaleza política y técnica del programa de la CIA y de cómo tales 'armas' deben ser analizadas, desactivadas y publicadas".
Aunque todavía está por confirmar la veracidad de los documentos filtrados, de momento superan en volumen los tres primeros años de filtraciones sobre el espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) realizadas por Edward Snowden.