Las autoridades impuestas por Rusia en la región ucraniana de Jersón, en el sur del país, han declarado el estado de emergencia en los territorios bajo su control por las graves consecuencias de la destrucción de la presa de Kajovka.
"En la región de Jersón ha sido introducido el régimen de funcionamiento del estado de emergencia", dijo una fuente de emergencias a la agencia estatal rusa TASS.
Según la fuente, cerca de 2.700 casas han quedado inundadas en la región tras la destrucción de la presa y el número de evacuados asciende a 1.300 personas.
Por su parte, la vicegobernadora de la región, Tatiana Kuzmich, reveló que 38 vecinos de Jersón fueron rescatados de los tejados de sus viviendas, donde se salvaban de las inundaciones.
De acuerdo a Kuzmich, los afectados por las inundaciones permanecerán unos 10 días en puntos de acogida temporales.
"El Ministerio de Emergencias estima que serán al menos 10 días", explicó.
Ucrania cree que se estabilizará el nivel de agua y que en el tercer o cuarto día de la emergencia comenzará a reducirse, hasta que en el décimo día desaparezca, según declaró la víspera el director general Ukrhydroenergo, Igor Syrota.
La víspera, las autoridades declararon el estado de emergencia únicamente en la zona de Nueva Kajovka, donde se ubicaba la hidroeléctrica destruida.
Según el gobernador interino de Jersón, Vladímir Saldo, entre 22.000 y 40.000 personas se encuentran en la zona del desastre.
El nivel se ha reducido 35 centímetros
Mientras, según el alcalde impuesto por Rusia en Nueva Kajovka, Vladímir Leontiev, los niveles del agua empiezan a reducirse ligeramente en la ciudad tras registrarse el martes hasta 12 metros en algunos lugares.
De acuerdo con el centro de respuesta a la emergencia, el nivel ha disminuido en 35 centímetros.
A la vez, un centenar de personas se han quedado atrapadas en Nueva Kajovka y esperan la llegada de ayuda para ser evacuados, reveló Leontiev.
En los territorios ocupados por las tropas rusas, la localidad de Korsunka quedó completamente sumergida debido a la descarga incontrolada de agua del embalse de Kajovka.
Según el presidente del Gobierno de la Administración de Jersón impuesta por Rusia, Andréi Alekseenko, tras quedar inundada también por completo la víspera Oleshki, ahora la situación es asimismo crítica en la localidad de Hola Prostan, donde se planea evacuar a más de 1.000 personas a lo largo de la jornada de este miércoles.
Cruce de acusaciones
Mientras las responsabilidades en torno a la autoría de la voladura de la presa aún no están depuradas, Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de la acción.
El representante de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, ha asegurado que Ucrania ya había declarado en diciembre su intención de volar la presa de Nueva Kajovka, en el río Dniéper, y cita un artículo del diario 'The Washington Post' en el que se afirma que las Fuerzas Armadas ucranianas habían incluso probado ataques con misiles HIMARS contra una de las esclusas de la presa de Novokajovskaya.
Además, durante su discurso en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU ha recordado que Rusia ya había advertido en un documento publcuado en octubre en el Consejo de Seguridad de la posibilidad de este ataque.
Por su parte, el representante permanente de Ucrania ante Naciones Unidas, Sergíy Kyslytsya, ha tachado de "predecible" la declaración de Rusia y les ha acusado de usar la "misma técnica" de culpar a otros de sus crímenes, y ha puesto los ejemplos de Mariupol, Bucha, Izium y la central nuclear de Zaporiyia.
"Permítanme señalar que Rusia ha estado controlando la presa y toda la central de Kajovka durante más de un año. Es físicamente imposible hacerlo estallar de alguna manera desde el exterior mediante bombardeos. Ha sido minado por los ocupantes rusos. Y lo han volado por los aires".