Francia

Macron impone por decreto su reforma de las pensiones para evitar que sea tumbada en la Asamblea

La oposición anuncia mociones de censura y miles de personas se movilizan espontáneamente

Macron impone por decreto su reforma de las pensiones para evitar que sea tumbada en la Asamblea

EFEMiles de personas protestan en París contra el 'decretazo' de Macron para aprobar la polémica reforma de las pensiones.

El Gobierno de Emmanuel Macron ha optado finalmente por aprobar este jueves en un Consejo de Ministros extraordinario la polémica reforma de las pensiones por el mecanismo que permite evitar una votación en la Asamblea Nacional, ante la falta de una mayoría suficiente.

El presidente francés, que ha mantenido contactos durante todo el día con distintos actores políticos, ha reunido de urgencia a su equipo para que éste avale recurrir al artículo 49.3 de la Constitución, en virtud del cual el proyecto saldrá adelante independientemente de su nivel real de apoyo, según fuentes citadas por Franceinfo y BFMTV.

La decisión de recurrir al artículo 49.3 de la Constitución se tomó después de la tercera reunión que mantuvieron este jueves el presidente, Emmanuel Macron, la primera ministra, Élisabeth Borne, y varios miembros del Ejecutivo.

El Senado aprobó esta mañana la reforma por un margen confortable, pero las dudas en un número apreciable de diputados del bloque macronista y de sus aliados conservadores de LR no hacían posible lograr el número necesario de votos a favor en la Asamblea.

Ya ante la Asamblea, Borne ha confirmado la invocación de dicho artículo, en un tenso inicio del pleno cargado de reproches y con exhibición de pancartas incluida. "Si todos votaran en conciencia y en consonancia con sus posiciones pasadas, no estaríamos aquí esta tarde", ha criticado.

Los diputados da la alianza parlamentaria “Nupes” (Nueva unión popular ecológica y social) muestran su rechazo al 'decretazo'. EFE

El 49.3 abre la puerta a que la oposición ponga sobre la mesa mociones de censura contra el Gobierno, algo de lo que Borne ha dado ya por sentado, sin "ninguna duda".

De hecho, ya ha ocurrido en varias ocasiones durante esta legislatura, con mociones en las que incluso han sumado votos la izquierdista La Francia Insumisa (LFI) y la ultraderechista Agrupación Nacional. Ambos bloques han confirmado que volverán a presentar sendas mociones, si bien la oposición necesitaría de nuevos aliados para tumbar al Ejecutivo.

La ultraderechista Marine Le Pen ha anunciado que "evidentemente" activarán una votación contra el Gobierno, ya que considera que está actuando contra la posición de la mayoría de los partidos que conforman el Parlamento y, por extensión, contra los intereses de "una mayoría de franceses".

"Un texto que no tiene mayoría en la Asamblea Nacional ni el apoyo del pueblo debe ir a la papelera", dijo la diputada de la extrema derecha, que consideró que con el recurso al 49.3 el Ejecutivo "pone de manifiesto su debilidad".

La izquierda también prepara una moción de censura, según señaló el líder comunista, Fabien Roussel, que animó a que continúe la movilización en las calles e insistió en su iniciativa de pedir un referéndum, para lo que hace falta presentar cuatro millones de firmas. "La moción de censura está lista, trataremos de que reciba el mayor apoyo posible", aseguró el diputado comunista.

Protesta espontanea

Nada más aprobarse por decreto y sin voto en la Asamblea la impopular reforma de las pensiones, miles de personas se movilizaron espontáneamente en la simbólica plaza parisina de la Concordia bajo la consigna de "bloquear el país" con la meta de tumbar al actual Ejecutivo.

Dos marchas, una sindical que partía de las inmediaciones de la Asamblea y otra estudiantil desde la icónica Universidad de Sorbona, convergieron de manera espontánea en la Concordia, famosa por albergar un imponente obelisco traído del templo egipcio de Luxor.

"Usando el 49.3 dejamos de ser una democracia, nos han impuesto la reforma, una reforma que no quiere ni el pueblo ni la Asamblea. Estamos en una situación muy inquietante", denuncia a EFE Lilian, un asistente administrativo de 43 años, afectado directamente por el aumento de la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años, mientras camina a orillas del Sena en dirección a la Concordia.

Como el resto de manifestantes, centra su indignación en la aplicación del artículo 49.3, un resorte legal contemplado en la Constitución francesa -y usado en numerosas ocasiones por diferentes gobiernos- que permite pasar un proyecto de ley sin un voto en la Asamblea.

Para Lilian, el plan de Macron "es inútil" porque el déficit del sistema de pensiones "no es tan grande como el Gobierno dice y puede, además, corregirse de otra manera" sin necesidad de aumentar la edad mínima de jubilación.

Entre cánticos rescatados de la época de los "chalecos amarillos", la revuelta popular iniciada a finales de 2018 que puso en jaque a Macron, sindicalistas y estudiantes se muestran determinados a continuar con la presión en las calles el tiempo que haga falta.

Entre los manifestantes, había jubilados como Éric, de 63 años y quien protestó en París "en solidaridad" con las generaciones venideras.

"Creo que este es el momento de bloquear el país, algo que deberíamos haber hecho antes. Los sindicatos han convocado una jornada de protesta detrás de otra. Ahora está demostrado que eso ya no funciona", asevera a EFE este antiguo profesor de preescolar.

Éric aludía a las ocho jornadas de movilización celebradas en lo que va de año, que incluyeron protestas callejeras y huelgas sectoriales, algunas de ellas de carácter indefinido, como las de las basuras en París. No obstante, el país en ningún momento quedó paralizado.

El miércoles, cientos de miles de personas volvieron a salir de nuevo a las calles de las principales ciudades de Francia --por octava vez-- para cuestionar una reforma que plantea, entre otras cuestiones, elevar de 62 a 64 años la edad de jubilación y ampliar el periodo de cotización necesario para obtener la pensión máxima.