VATICANO

La hospitalización del Papa despierta el fantasma de su dimisión

Italia aguarda la evolución del pontífice, aquejado de una bronquitis infecciosa, para comprobar si mantiene la salud suficiente para seguir al frente de la Iglesia Católica. Firmó su renuncia en 2013 para hacerla efectiva si le "abandonan las fuerzas".

El Papa Francisco en Canadá

EFEEl Papa Francisco en Canadá

Se ha descartado el Covid. Y la neumonía. Se ha desmentido la fibrilación cardiaca. Los médicos dicen que todo está bajo control. El Papa se despertó este jueves con fiebre, un diagnóstico de bronquitis de base infecciosa, un pronóstico de varios días de hospitalización... y el fantasma de su dimisión despierto.

Los medios italianos son un síntoma de este efecto secundario que sigue a cada recaída del Pontífice. Su hospitalización desde este miércoles se interpreta como otra nueva señal de una salud frágil. Nadie se extraña siendo una persona de 86 años, pero el antecedente de la histórica renuncia de Benedicto XVI abre la puerta a esta posibilidad (temida por unos y anhelada por los más críticos).

No es casualidad que las tertulias y algunos periódicos recuerden en Italia los comentarios del aludido respecto a la posibilidad de dimitir en sus últimas entrevistas. Aunque todo parezca evolucionar positivamente y nadie desea lo peor para el Papa, la incógnita sobre su verdadero estado de salud se mantiene hasta que le den el alta hospitalaria.

El Corriere della Sera titula este viernes con "el riesgo de un cónclave en la sombra". El artículo firmado por el vaticanista Massimo Franco recoge la declaración de una fuente de la Santa Sede: "El Papa está mejorando, pero saldrá debilitado de esta hospitalización. Y el Cónclave en la sombra se agitará más que nunca...".

"El tema no es este ingreso en el hospital, la vida del Pontífice no corre peligro. El tema es sobre todo cómo analizará él mismo lo que ha sucedido y las conclusiones a las que llegará", advierte otro cardenal en el mismo diario.

'Ad vitam'

Francisco insistía hace sólo unos meses en que él es partidario del papado ad vitam, como ocurría hasta que Ratzinger dimitió. Hasta 2013 (salvo la excepción de Gregorio XII hace poco más de 600 años, ligada al Cisma de Occidente), las enfermedades papales generaban grande preocupación cuando su gravedad hacía temer la muerte del pontífice y se pensaba a ese momento como único final posible para convocar el Cónclave de cardenales y elegir sucesor.

Ahora no. Y con un Vaticano muy dividido entre el sector más progresista de la Curia, afín a Francisco, y el más conservador, abiertamente crítico con sus decisiones, su salud se ha convertido en un arma para empujarlo a abandonar la silla de San Pedro.

"La impresión es que en el Vaticano todo el mundo contiene la respiración", escribe Franco, "en un silencio que confirma la desorientación y la incertidumbre. Bajo el radar, la maniobras para el Cónclave, que nunca se han detenido".

Cuentan que al Papa no le gusta hablar de este tema, de su salud. Pero él mismo reveló a finales del año pasado que su carta de dimisión está firmada y depositada en le secretaría de Estado. Lo hizo dos meses después de su elección. "Por si tengo algún problema de salud que me impida ejercer mi ministerio y no soy plenamente consciente para dimitir", dijo entonces.

"La renuncia no es una moda"

Eso es lo que sigue pensando y repitiendo cada vez que concede una entrevista y le pregunta si seguirá los pasos de su antecesor, pero aclara también que "esto no significa para nada que la renuncia de los Papas deba convertirse en algo así como una moda, algo normal", ha destacado recientemente Francisco durante su  reciente visita a la República Democrática del Congo.

Por si se diera el caso, el mismo Francisco ha pensado incluso en qué haría después de dimitir. No volvería a Argentina. No quiere ser Papa emérito, ni seguir vistiendo la sotana blanca. Se quedaría en la capital italiana, al frente de una parroquia, la de la Basílica de San Giovanni in Laterano. Y  pasaría a ser "obispo emérito de Roma".

Su predecesor decidió retirarse por un problema de insomnio, según reveló el pasado mes de enero el biógrafo de Joseph Ratzinger, el alemán Peter Seewald. El consumo de potentes somníferos para combatir la falta de sueño tuvo consecuencias que  Benedicto XVI consideró motivo suficiente para ceder el anillo del pescador.

Las imágenes de Francisco de la audiencia de este miércoles, visiblemente dolorido poco antes de acudir al Hospital Gemelli de Roma porque le dolía el pecho, hicieron pensar en una causa más grave de la que le ha sido diagnosticada después. Aun así preocupa. Por mucho que él bromee a menudo diciendo que "si hiciéramos caso a las habladurías, habría que cambiar de Papa cada seis meses".

"Estuve cerca de la muerte"

En enero, en una entrevista con Associated Press, respondió así a la pregunta sobre su estado de salud: "Podría morir mañana, pero qué va, está todo bajo control. Mi salud es buena. Pido siempre la gracia y que el Señor me dé el sentido del humor". Solo dos meses después, en una entrevista con motivo de su décimo aniversario de Pontificado, reconocía haber cambiado: "Estoy viejo. Tengo menos resistencia. Lo de la rodilla ha sido una humillación física, aunque ahora me estoy curando".

Lo cierto es que Francisco arrastra problemas de salud desde que era Jorge Mario Bergoglio y arzobispo de Buenos Aires en su Argentina natal. El diario La Nación ha hablado de una operación de vesícula cuando era aún un joven jesuita y de una dolencia cardiaca que después no tuvo consecuencias. En 1957,  tuvo problemas respiratorios y le quitaron un trozo de pulmón por tres quistes. "Estuve cerca de la muerte", ha contado en alguna ocasión.

La ciática lo aflige desde hace años y le obliga a usar zapatos ortopédicos para corregir la postura de la cadera. En 2019 fue intervenido por una catarata. Y en julio de 2021, se sometió a una complicada operación de colon que le dejó con 11 centímetros menos de intestino (lo ha contado él mismo) y un trauma con la anestesia general. Tuvo problemas para eliminarla tras la operación y por eso se ha negado siempre a operarse la rodilla que le da tanta guerra.

Aunque el dolor en la pierna lo ha obligado a moverse en silla de ruedas, Francisco insiste en que "el hueso se ha saldado con un buena terapia con láser y magnetoterapía". Dice él que todo es consecuencia de una caída de hace años y asegura que ya camina con ayuda de un andador. Los divertículos que le obligaron a pasar por el quirófano en julio, han regresado, en cambio.

Vaticano III

De hecho, el miércoles, las primeras versiones sobre la causa de su nuevo ingreso hospitalario apuntaban a controles programados para revisar el estado de su intestino. Después de supo que había sentido un dolor en el pecho y se confirmaron los problemas respiratorios que lo mantienen ingresado en la décima planta del hospital romano.

La planta, reservada por completo al Pontífice y el personal que lo acompaña en todo momento, fue bautizada por Juan Pablo II como Vaticano III [la tercera residencia oficial; la segunda es Castel Gandolfo, a 24 kilómetros de la capital italiana].

Allí permanecerá ingresado los próximos días. Los médicos no dan aún plazo, aunque dicen que la evolución del paciente es buena. Se mantienen también suspendida toda la agenda y la gran duda ahora es si podrá celebrar la misa del Domingo de Ramos, este fin de semana.

En el Vaticano ya se han organizado por si acaso. El cardenal Giovan Battista Re ha adelantado que aunque esperan que "el Papa Francisco asista a las celebraciones de la Semana Santa", él ha sido el elegido para oficiar la misa del próximo domingo. Se habla también de que si finalmente el Papa acude a la basílica de San Pedro, imparta la bendición del Urbi et Orbi.

¿Angelus desde el hospital?

Claro que el Papa puede decidir cambiarlo todo en cualquier momento. No se excluye que él mismo rece el Angelus desde la ventana de su habitación en el Hospital Gemelli, que da a la entrada principal, repleta ahora de periodistas y fieles. Ya lo hizo en julio, cuando fue operado por lo problemas de colon.

Este jueves, se levantó y fue a rezar y comulgar a la capilla que se encuentra en la misma planta, junto a su habitación y un salón. Además respondió con un twit a los numerosos mensajes de apoyo que ha recibido desde todas las partes del mundo. "Transmito a todos mi gratitud por la cercanía y los rezos". También este viernes se ha despertado mejor, tras pasar una noche tranquila.

El presidente de EEUU, Joe Biden, le ha enviado sus mejores deseos persignándose ante las cámaras. "Estoy preocupado, el Papa es un amigo querido, recemos una oración más hoy por él", sugirió el segundo presidente católico que tiene el país norteamericano. Este jueves, también se ha sumado el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella para enviarle sus mejores deseos de una pronta recuperación.

Los partes médicos (que facilita la oficina de prensa del Vaticano; no el hospital ni los médicos) invitan al optimismo, pero en Italia todos esperan ver la prueba, observar los gestos del Papa para comprobar si también esta vez ha logrado superar esta crisis manteniendo la salud suficiente para seguir al frente de la Iglesia Católica. Sólo abandonaría de motu propio si se produjera "una situación que me impidiera ser plenamente consciente o si sintiera que me abandonan las fuerzas para seguir adelante".

"El problema es que de repente, desde hace tres días, todas estas hipótesis abstractas tienen que lidiar con un fallo físico y repentino e impredecible", escribe el vaticanista Massimo Franco. "Por tanto, dejan de ser especulaciones teóricas sobre el futuro próximo de su pontificado".

Sobre el autor de esta publicación

Isabel Longhi-Bracaglia

Isabel Longhi-Bracaglia (Madrid, 1968) es periodista. Comenzó a ejercer convencida de la importancia de la información local en varios medios hace más de 30 años (Efe, Onda Cero, Telemadrid y El Mundo). En este diario, se especializó primero en temas sociales, en temas de comunicación después y en información internacional al final, antes de decidir mudarse a vivir a Italia. Desde allí, observa y cuenta en Republica.com lo que ocurre en este país, que la fascina.