TRAS SU REELECCIÓN

Erdogan ante el reto de sanear la sobrecalentada economía turca

Su nuevo mandato marcará una senda de continuidad para la política turca, pero vaticina a la vez graves turbulencias económicas. La primera reacción de la lira ha llegado en forma de nuevos mínimos históricos

Erdogan ante el reto de sanear la sobrecalentada economía turca

Turkish President Recep Tayyip Erdogan's election campaign event in IstanbulIstanbul (Turkey), 26/05/2023.- Turkish President Recep Tayyip Erdogan speaks at his election campaign event in Istanbul, Turkey, 26 May 2023. The second round of presidential elections between Turkish President Recep Tayyip Erdogan and his challenger Kemal Kilicdaroglu, the leader of the opposition Republican People's Party (CHP), will be held on 28 May. (Elecciones, Turquía, Estanbul) EFE/EPA/ERDEM SAHIN

Recep Tayyip Erdogan se ha consolidado en el poder tras ganar con el 52 % de los votos las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Turquía, las más reñidas de los 20 años que lleva en el poder, sacando rédito de su imagen de líder fuerte, pese a la difícil situación económica.

Su reelección marca una senda de continuidad para la política turca, pero vaticina a la vez graves turbulencias económicas. La primera reacción de la lira llegó aún en la noche del domingo, con una bajada del 0,7 % frente al dólar, hasta marcar 20,1 unidades por dólar, frente a los 19,9 habituales durante la última semana.

Al igual que en similares movimientos en la última semana, la lira recuperó las pérdidas de inmediato, pero durante la mañana volvió a la senda bajista y por primera vez parece establecerse este lunes de forma permanente en la cota de las 20 unidades por dólar, equivalente a 21,5 liras por euro.

El cambio de la lira frente al dólar está artificialmente sostenido por el Banco Central, que vende divisas para estabilizar la moneda cada vez que se observa una pérdida en los mercados, según aseguran todos los economistas consultados.

El propio Banco admitió ya en 2021 "una intervención directa en los mercados mediante ventas por motivo de la evolución no saludable de los cambios de divisas", y esta práctica parece continuar, pero los analistas se preguntan hasta cuándo puede sostenerse.

La semana pasada, las reservas netas del Banco Central alcanzaron por primera vez desde 2002 valores negativos, tras perder 25.000 millones de dólares en dos meses, informa la prensa económica turca.

El sangrado de las reservas se debe a diversos mecanismos establecidos para asegurar la estabilidad de la moneda, como un esquema de cuentas de ahorro que el Gobierno lanzó en diciembre de 2022, ofreciendo una alta rentabilidad para depósitos fijos y, además, un valor garantizado acorde al cambio del dólar.

Esto es, esencialmente, cubrir las pérdidas mediante el dinero de los contribuyentes, denunció Mustafa Sönmez, quien estima este lunes el valor de estos depósitos en unos 2,5 billones de liras (unos 125.000 millones de dólares), vaticinando serios quebraderos de cabeza a los bancos, que deben pagar tasas de interés hasta del 35 %.

El economista Bilge Yilmaz, asesor financiero del partido opositor IYI, señaló hace pocas semanas que hay 110.000 millones de dólares en este esquema y aseguró que habrá que ir cerrando estas cuentas de forma paulatina para sanear la economía.

Pero este saneamiento pasará necesariamente por subir de forma drástica los tipos de interés, actualmente en el 8,5 %, por indicación expresa de Erdogan, mientras que la inflación interanual supera el 40 %.

Subir los tipos incentivará el ahorro y estabilizará la moneda, pero también frenará el consumo y, con ello, la producción y el empleo, una perspectiva preocupante para la clase trabajadora turca que Erdogan ha querido evitar antes de las elecciones.

La lógica señala que una vez ganados los comicios ha llegado el momento de aplicar medidas dolorosas, pero en la propia noche electoral, Erdogan señaló a sus seguidores el siguiente objetivo: recuperar en las elecciones municipales de marzo próximo la alcaldía de Estambul, que su partido, el islamista AKP, perdió en 2019.

Quizás intente mantener hasta entonces la actual dinámica de fomentar gasto, consumo y empleo, pero es dudoso que las reservas del Banco Central lo permitan.

"La pregunta que me hacen los inversores internacionales es: 'Hasta cuándo aguantarán las divisas de Turquía?'" escribió esta semana en economista turco Atilla Yesilada, vaticinando que el Banco Central se puede ver pronto obligado a limitar el libre cambio de divisas.

Ya existen mecanismos de este tipo, recordó en conversación con EFE el empresario y analista Emre Deliveli: todo empresario que cobre en divisas, sea como exportador o en el sector turístico, está obligado a derivar un 40 % de estos ingresos al Banco Central, obteniendo liras a cambio.

Pero este tipo de limitaciones se podrían hacer ahora oficiales y generales, teme Yesilada, pronosticando tiempos turbulentos.

Erdogan se consolida en el poder con su imagen de líder fuerte

El presidente ha logrado su tercer mandato -hasta 2014 fue primer ministro- frente a Kemal Kiliçdaroglu, el líder socialdemócrata que había aglutinado tras él a buena parte de la oposición y de la sociedad turca, desde kurdos e izquierdistas a nacionalistas, en lo que parecía el intento definitivo de apartar a Erdogan del poder.

Los mensajes de felicitación de dirigentes como los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, de Estados Unidos, Joe Biden, de Rusia, Vladímir Putin, o del primer ministro británico, Rishi Sunak, demuestran, más allá de la habitual cortesía diplomática, la imagen de líder mundial que Erdogan se ha labrado.

Así lo interpreta el politólogo Rasit Kaya, que señala ese factor como uno de los que explican el enorme apoyo que aún tiene Erdogan, pese a la crisis económica, el desgaste del poder, y su creciente autoritarismo.

"La clase baja, que sufre principalmente las dificultades económicas, compra su imagen de líder mundial. Creen que Erdogan llevó a Turquía a donde está ahora, como una de las grandes potencias del mundo, logrando la paz entre Rusia y Ucrania, no doblegándose ante EE.UU. y Occidente, y construyendo una gran potencia militar con los avances en la industria de defensa", señala este experto.

"No importa si es verdad o no, la gran cantidad de medios de comunicación progubernamentales les hicieron creer en esto", explica en referencia al control de la información que tiene el Gobierno, en un país donde la libertad de prensa y el número de cabeceras independientes y críticas lleva años en retroceso.

De hecho, aunque la previsión de muchos analistas era que la elevada inflación, del 45 %, y la bajada de la lira a mínimos históricos, evitarían una nueva victoria de Erdogan, lo cierto es que el presidente se ha impuesto con claridad entre las clases más desfavorecida de las regiones de Anatolia central y del norte del país.

"El elevado coste de la vida ha afectado negativamente a los pobres y a los trabajadores, pero el Gobierno impidió que la 'olla' se vaciara por completo con diversos programas de ayuda. El Gobierno no erradicó la pobreza, pero fue capaz de gestionarla", escribe Aziz Çelik, experto en políticas sociales.

El bloque opositor ha reconocido la victoria de Erdogan y ahora afronta al desafío de mantenerse unido y tratar de ganar las elecciones locales dentro de diez meses.

Kiliçdaroglu no ha hecho ninguna referencia a dimitir a frente del partido socialdemócrata CHP, el principal de la oposición, e incluso ha tratado de sacar un mensaje positivo de la derrota.

"En estas elecciones ha surgido claramente la voluntad del pueblo de cambiar un Gobierno autoritario, a pesar de todas las presiones. Hemos vivido el proceso electoral más injusto de los últimos años", ha asegurado.

El diario opositor Cumhuriyet, señala este lunes que las elecciones no han sido justas y que se han producido con líderes opositores en prisión y con Erdogan usando en su favor toda la maquinaria del Estado, al tiempo que se bloqueaba la presencia pública de Kiliçdaroglu.

En una entrevista con la emisora CNN, Erdogan ha respondido a quienes le acusan de "dictador" que él ha concurrido y ganado en la primera, el pasado 14 de mayo, y en la segunda vuelta de las elecciones.

En un discurso la noche electoral, Erdogan dijo a sus seguidores que el próximo objetivo es ganar las elecciones locales, especialmente recuperar las alcaldías de grandes ciudades como Ankara y Estambul, que su partido, el islamista AKP, perdió en 2019.

Además, insistió en ignorar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y prometió que mantendrá en la cárcel a Selahattin Demirtas, ex líder del partido prokurdo y de izquierdas HDP, tercero en el Parlamento.

"Las elecciones han puesto de manifiesto la polarización del país. Esta polarización se institucionalizará aún más. Hemos perdido el carácter de sociedad. Es muy probable que la polarización y las nuevas políticas autoritarias continúen hasta las elecciones locales", aseguró a EFE Selçuk Candansayar, jefe del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Gazi.