VATICANO

El Papa promulga el reglamento contra los abusos sexuales en la Iglesia

Francisco establece el procedimiento para prevenir y castigar los casos de pederastia y extiende las responsabilidades del clero a los fieles laicos de asociaciones religiosas que sean denunciadas. Los obispos estarán obligados a comunicar e investigar todas las denuncias en un plazo de 30 días

Imagen de archivo del Papa Francisco en el Vaticano.

EFEImagen de archivo del Papa Francisco en el Vaticano.

Después de cuatro años de investigaciones, consultas y experimentación, el Papa Francisco ha diseñado el reglamento definitivo para evitar y perseguir los casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia. Se trata de una versión actualizada y ampliada del  motu proprio (el equivalente a un decreto ley de efecto inmediato) Vos estis lux mundi, con la que el mismo pontífice comenzó a luchar contra los escándalos de pederastia en 2019.

La nueva y definitiva normativa, firmada este sábado, entrará en vigor el próximo 30 de abril. Entre sus novedades más significativas, destaca la extensión de la responsabilidad en casos de abusos del clero a los fieles laicos que moderen las asociaciones internacionales reconocidas por la Santa Sede y que sean señaladas por víctimas de abusos.

Esto es, será competencia de la Iglesia no sólo investigar las denuncias contra obispos, superiores religiosos y clérigos, sino también estudiar los casos referidos a "fieles laicos que son o hayan sido moderadores de asociaciones internacionales de fieles reconocidas o erigidas por la Sede Apostólica, para los hechos cometidos" mientras ejercían su cargo.

El Papa quiere facilitar además a las víctimas la presentación y tramitación de las denuncias. Con ese objetivo, la nueva versión de la legislación obliga a las diócesis a dotarse de "órganos y oficinas" (el texto anterior se refería de manera más general a "sistemas estables") que sean fácilmente accesibles al público.

Menores, seminaristas y monjas

La legislación incorpora otras modificaciones que el Papa ha ido promulgando en los últimos años y amplía algunos conceptos, como el relativo a las víctimas "menores o personas vulnerables". La nueva versión dice: "Delito contra el sexto mandamiento del Decálogo cometido con un menor o con una persona que habitualmente tenga un uso imperfecto de la razón o con un adulto vulnerable".

Su artículo 1 define todos los delitos en los que se aplica el reglamento: aquellos en los que "se obligue a alguien, con violencia o amenaza o mediante abuso de autoridad, a realizar o sufrir actos sexuales; realizar actos sexuales con un menor o con una persona vulnerable; producir, exhibir, poseer o distribuir, incluso por vía telemática, material pornográfico infantil".

La redacción incorpora otra de las novedades del reglamento vaticano: el delito de violencia sexual y el acoso por abuso de autoridad. El detalle es importante porque afecta a los casos de violencia contra las religiosas por parte de clérigos y el acoso a seminaristas o novicias adultas.

Entre sus 20 artículos especifica además que la tarea de proceder con la investigación posterior corresponde al obispo del lugar donde presuntamente sucedieron los hechos denunciados. Y establece el procedimiento para impedir que puedan ocultarse en un intento de proteger al religioso denunciado, como se ha sucedido en el pasado.

90 días para resolver las denuncias

Francisco detalla cómo deben comportarse los obispos, superiores religiosos y los laicos al frente de las asociaciones religiosas, que  deben rendir cuentas de su trabajo y que cualquier religioso que tenga conocimiento de un posible caso de abusos está obligados a denunciar los abusos de que hayan tenido conocimiento.

El texto incluye los delitos de encubrimiento o interferencia en las investigaciones, establece los pasos a seguir y estipula unos plazos concretos para gestionar las denuncias y evitar que los casos se alarguen como hasta ahora.

El dicasterio informado de la denuncia debe proceder "sin demora y, en cualquier caso, dentro de los 30 días posteriores a la recepción del primer informe por parte del representante pontificio". Y desde el inicio al cierre de las investigaciones preliminares no tendrán que pasar más de 90 días, aunque se podrá aumentar el plazo por motivos justificados.

Cambia también la tutela de quienes denuncian un presunto abuso y se amplía a los testigos. Prohíbe cualquier forma de presión o discriminación contra quien pone en conocimiento de la Iglesia un presunto abuso y declara que hacerlo no supondrá una violación del secreto. Además, nadie podrán imponer el silencio a los denunciantes ni a los testigos sobre los hechos denunciados.

Se refuerza la parte donde se pide salvaguardar “la legítima protección de la buena reputación y la intimidad de todas las personas implicadas”, así como la presunción de inocencia de los investigados a la espera de que se aclaren sus responsabilidades.

El Santo Oficio

El reglamento no define las penas para castigar los abusos porque determina que una vez finalizadas las investigaciones, será la Congregación para la Doctrina de la Fe la que se encargará del procedimiento judicial. Hace sólo un año, el Papa publicó otra carta apostólica en forma de motu proprio en la que anunciaba la reforma del que fuera el viejo Santo Oficio para separar los departamentos que se ocupan de los asuntos doctrinales o teológicos y los disciplinarios.

La reforma de la Doctrina de la Fe perseguía ya aumentar la efectividad en los procesos contra los abusos sexuales. No hay datos oficiales, pero algunas fuentes del Vaticano confirman el gran aumento de las denuncias en las dios últimas décadas, hasta el punto que suponen el 90% del volumen de trabajo de la Congregación.

El paso dado este sábado se suma a la línea iniciada por Francisco, el primer Papa que ha establecido normas jurídicas para erradicar los abusos de la iglesia. De hecho, El motu proprio Vos estis lux mundi fue una de las propuestas del pontífice para terminar con los escándalos de pederastia en el seno de la Iglesia, tras celebrar una histórica reunión con los representantes de todas las Conferencias episcopales en 2019.

"Los delitos de abuso sexual", subraya el Papa en el texto, "ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas y perjudican a la comunidad de fieles. Para que estos fenómenos, en todas sus formas, no se produzcan más, es necesaria una continua y profunda conversión de los corazones, testimoniada por acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, para que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del mensaje evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia”.

Sobre el autor de esta publicación

Isabel Longhi-Bracaglia

Isabel Longhi-Bracaglia (Madrid, 1968) es periodista. Comenzó a ejercer convencida de la importancia de la información local en varios medios hace más de 30 años (Efe, Onda Cero, Telemadrid y El Mundo). En este diario, se especializó primero en temas sociales, en temas de comunicación después y en información internacional al final, antes de decidir mudarse a vivir a Italia. Desde allí, observa y cuenta en Republica.com lo que ocurre en este país, que la fascina.