"En realidad somos un grupo de amigos que intentan juntos hacer algo bueno para quien está en dificultades", dijo Natale Tonini, el presidente de la asociación Sport Toscana Calciobalilla, que tiene su sede en Altopascio (centro de Italia), al Osservatore Romano.
Tonini le entregó el futbolín al pontífice, que se entusiasmó con el presente y sonriente y divertido comenzó a jugar con un joven tras la audiencia general con este obsequio tan peculiar.
"En la mesa del juego hemos escrito 16 palabras que, simbólicamente, lanzamos como bolas en el gran campo de la vida: comunidad, amistad, inclusión, solidaridad, lealtad, compromiso, dignidad, respeto, generosidad, amor, compartir, honestidad, esperanza, grupo, altruismo, valentía", explicó el presidente de la ONG.
La asociación "continuará proponiendo esta experiencia de juego particular y popular a las parroquias, centros de oración y lugares de reunión de jóvenes", añadió.