Aquello debía de ser un discreto paseo en barca por el espléndido Lago Maggiore, en el norte de Italia. Sus 23 ocupantes, como cualquiera de los numerosos turistas que lo visitan. El domingo pasado, sin embargo, no eran tantos porque la previsión meteorológica había anunciado temporal. Llegó con una tromba de viento tan fuerte que volcó la embarcación. Un terrible accidente con cuatro víctimas mortales, que se hubiera quedado en eso, en una tragedia, si no fuera porque las investigaciones posteriores han destapado una presunta misión de los servicios secretos israelíes e italianos.
La identidad de los fallecidos fue la primera información que el lunes desató el interés. Dos son agentes de los servicios de inteligencia de Italia, Tiziana Barnobi e Claudio Alonzi, de 53 e 62 años respectivamente. Un tercero es un israelí, ex agente del Mosad, Shimoni Erez, 53 años. Y la cuarta es una mujer rusa, Anna Bozhkova, 50 años, con permiso de residencia en Italia temporal y mujer del patrón de la barca Claudio Carminati.
Éste último era junto con la víctima rusa propietario de la embarcación, construida en Holanda en 1982. Era una lancha grande con camarotes. Se ofrecía sus 15 metros de eslora en alquiler como casa flotante. "Salimos a navegar aunque llueva", aseguraba en su publicidad. Lo habían bautizado Good...uria, haciendo un juego de palabras con la goduria italiana. Traducido: placer.
Su capacidad máxima era de 15 pasajeros. El 28 de mayo transportaba ocho más, 23 en total: 13 israelíes, ocho italianos y los dos miembros de la tripulación.
Extraña eso, pero sobre todo que decidieran navegar bajo un cielo gris oscuro, que no presagiaba nada bueno. Hasta los aviones del aeropuerto milanés de Malpensa habían anulado sus despegues. Cuentan ahora que la tromba de viento que empujó la barca hasta las profundidades del lago fue una especie de huracán. Es la versión oficial de la causa del accidente, confirmada por el gobernador de Lombardia.
Gritos desesperados de auxilio
Pero eso no despeja las numerosas dudas que arroja lo ocurrido. Menos aún después de que se haya descartado la primera versión de la celebración de un cumpleaños para explicar por qué a las 19.20 del domingo, la barca se encontraba a 150 metros de la costa de Sesto Calende, en la provincia de Varese. Por qué no eligió, dadas las circunstancias, permanecer en una posición más cercana al litoral donde hubiera sido más fácil la labor de los servicios de rescate.
No tardaron en reaccionar. Aunque los primeros en acudir en auxilio de los naufragados fueron otros patrones de barcos que escucharon desde el puerto los gritos de los supervivientes que pedían ayuda. Desafiaron el mal tiempo y se precipitaron hacia el lugar. No pudieron hacer mucho.
Fue cuestión de segundos. Los vientos soplaban a 80 kilómetros por hora. Hay quien dice que hasta a 100 kilómetros por hora. El agua se lo tragó todo. "Salí inmediatamente en la lancha, pero ya no se veía esa barca, se la había tragado el lago. Trozos de madera y sillas flotaban por todas partes", ha declarado Daniele Piccaluga, del astillero del mismo nombre. Desde allí zarpó y allí debía haber atracado la barca.
"Escuché gritos pidiendo auxilio, gritos desesperados", ha relatado al Corriere della Sera el jubilado Franco Lora. "Vi a muchos nadando en el agua helada".
Supervivientes a la fuga
Además de los fallecidos, fueron hospitalizados otros cinco pasajeros con hipotermia (ya todos dados de alta). Algunos se salvaron nadando. Ellos podrían aclarar algo de lo sucedido, pero han desaparecido. Según han publicado algunos medios italianos, volvieron a toda prisa al lugar donde estaban alojados, hicieron las maletas y adelantaron el check out a esa misma noche después de prestar declaración.
El detalle alimenta el relato que conecta el accidente con una misión secreta. Ninguno dormía en un hotel. Todos en casas alquiladas, mucho más discretas. Y nadie esperó para regresar a sus puntos de origen. Los medios israelíes tampoco han podido recoger las declaraciones de sus compatriotas. Mutismo total.
El suceso convertido en un misterio de espías compite esta semana en interés periodístico con la siempre animada política italiana. Los diarios transalpinos rastrean los detalles y prueban que, como mínimo, hay demasiadas coincidencias e incógnitas que fundamentan sus sospechas.
Como "la diligencia y la velocidad con la que se incautaron los informes de la actividad de los los camilleros de las ambulancias involucradas en el rescate, con el evidente objetivo de cerrar de inmediato cualquier divulgación de nombres", destacan los periodistas Andrea Galli y Andrea Camurani en el Corriere.
El patrón, conocido de los servicios secretos
Claudio Carminati, el propietario y patrón de la embarcación en el momento del accidente tendrá mucho que contar al respecto. De momento, se enfrenta a una posible acusación de homicidio por las consecuencias letales de su decisión de salir a navegar. La fiscalía ha abierto una investigación y ha escuchado su declaración, que de momento no ha trascendido.

El barco que naufragó el domingo en el Lago Maggiore
De él se sabe que hacía poco menos de dos meses, el 5 de abril, había creado la sociedad Love Lake con su mujer, fallecida en el naufragio. Declaraban como actividad la "organización de excursiones, actividades de alojamiento en embarcaciones y la gestión de instalaciones hoteleras y extrahoteleras, y en particular de propietarios, bed & breakfast, casas y apartamentos de vacaciones, refugios de montaña y casas religiosas de la hospitalidad". La mujer había aportado solo 475 euros en efectivo como capital social.
Él era 10 años mayor que ella. Carminati tiene un pasado de actividades comerciales dispersas y dispares, desde tiendas de ropa hasta pastelerías, un excelente dominio del búlgaro porque ha vivido en Sofía y del francés. La reconstrucción de algunos diarios, relacionan a Carminati con los servicios secretos (aunque no está claro si era conocido de los israelíes o de los italianos). Se habrían puesto en contacto con él para proponerle el paseo en barco.
Una de las versiones extraoficiales posteriores al naufragio cuenta que en realidad el viaje en barco por el lago no estaba previsto, que fue una iniciativa algo improvisada tras las reuniones de los agentes de los servicios secretos italianos e israelíes en Lombardía.
Después de intercambiarse información y documentos, los miembros del Mosad perdieron su avión de regreso (o su vuelo se encontraba entre los cancelados por el mal tiempo, no está tampoco claro aún). El caso es que decidieron extender su escala en el norte de Italia a todo el fin de semana y mientras aguardaban su vuelta el lunes 29 de mayo, alguien pensó que sería una buena idea organizar un paseo por el magnífico Lago Maggiore.
Idea fatal, como se ha visto. Se aguardan declaraciones que puedan aclararlo todo. Y las autopsias de los cuatro fallecidos, que revelarán la causa de las muertes. Es probable que se hayan ahogado. Es posible que una o más víctimas hayan quedado atrapadas en el casco hundido a una profundidad de 16 metros. No se descarta nada.
Los carabinieri y los bomberos intentan desde el lunes rescatar los restos del naufragio con grandes globos aerostáticos que debería ayudar a sacarlos a la superficie.