En junio de 1995, una chica de 21 años, recién graduada, comienza a trabajar como becaria en la oficina del jefe de gabinete del presidente de Estados Unidos. Ella era Monica Lewinsky y el inquilino de la Casa Blanca, Bill Clinton. En otoño de ese mismo año inicaron una "relación íntima" que se prolongó hasta 1996. El resto de la historia es por todos conocida: el 'affaire' y posterior 'impeachment' hizo tambalear al mayor centro del poder del mundo, dejó a un presidente al borde de la destitución por mentir y a una becaria, relegada al ostracismo y humillada públicamente a nivel global.
El escándalo llevado a los tribunales en 1998, con todos sus ingredientes... sexo, mentiras y poder- cumple ahora 25 años y, revisando la historia, en él podemos ver mucho más que los detalles morbosos del informe judicial o las mentiras que se llevaron hasta el máximo nivel político. Veinticinco años después el 'caso Lewinsky' podría incluso ser llamado 'caso Clinton', podría ser interpretado como origen de lo que hoy entendemos como la circulación masiva y global de información y hasta -a nivel político-, podría considerarse el origen de la actual polarización de Estados Unidos.
Todo comenzó cuando la joven becaria inició sus prácticas en la Casa Blanca, donde entabló la "relación íntima" con Bill Clinton, una relación -en la que él tenía 49 años y ella 22- que se prolongó desde 1995 hasta 1996 incluso después de que la jefa de personal adjunta de la Casa Blanca, Evelyn Lieberman, destinara a la joven a un nuevo puesto como asistente del portavoz del Pentágono, alegando que tenía un "comportamiento inadecuado e inmaduro".
Fue allí donde Lewinsky conoció a Linda Tripp, una trabajadora del Gobierno con la que inicia una estrecha amistad hasta el punto que le confiesa su relación con Clinton, confesiones que fueron grabadas por la propia Tripp y las que dieron origen a todo el escándalo, cuando en octubre de 1997 se las ofrece a tres periodistas del 'Newsweek', aconsejada por la agente literaria Lucianne Goldberg.
Apenas unos meses después de la entrevista de Tripp con los reportetos, en enero de 1998, Monica Lewinsky tuvo que firmar una declaración asegurando que nunca tuvo una relación sexual con Clinton. Esa declaración tuvo lugar a petición de los abogados que representaban a Paula Jones, la mujer que acusó en 1994 a Bill Clinton de acoso sexual cuando éste era gobernador de Arkansas.
Los letrados habían recibido un anónimo revelando el supuesto 'affaire' entre Clinton y Lewinsky, una cuestión que aprovecharon para relanzar el caso de su representada, de ahí que pidieran la reunión con la becaria.
Días después de este encuentro, llegan a manos del juez Keneth Starr 20 horas de grabaciones que acaban contradiciendo la versión que Lewinsky había dado: eran las cintas de Linda Tripp y comenzaba todo un terremoto político y mediático en Estados Unidos.
La primera noticia del escándalo que iba a ocupar durante meses todos los espacios informativos del mundo entero aparecía por primera vez el 17 de enero de 1998, en la web de noticias 'Drudge Report' y en ella se informaba cómo 'Newsweek' estaba trabajando en una historia de Michael Isikoff sobre el romance entre el presidente y la becaria.
El 21 de enero 'The Washington Post' publicaba la historia que se mantuvo largo en el tiempo, pese a las negativas sobre la misma del propio Clinton. El clamor por respuestas fue tal que el 26 de enero, el propio presidente, junto a su esposa, ofrecía una conferencia de prensa en la Casa Blanca negando los hechos con unas palabras que llegaron a formar parte de la historia reciente del país: "I did not have sexual relations with that woman, miss Lewinsky" (yo no mantuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky), fueron las ya míticas palabras con las que Clinton se dirigió a la prensa y a la nación.
El escándalo crecía por momentos. La carrera política de Clinton, su presidencia, se tambaleaba tanto que el 27 de enero, la Primera Dama, Hillary Clinton hizo su aparición en el programa 'The Today Show' para asegurar que se trataba de una "gran conspiración de derecha", a quien acusaba de ir contra su marido desde el primer día en el que anunció su candidatura a la presidencia.
Ese mismo día, Andy Bleiler, quien mantuvo una relación de cinco años con Lewinsky, salía también públicamente para asegurar que ella le había confesado que había tenido sexo oral con el presidente Cliton y que incluso este había bromeado con su propia mujer asegurando que invertiría en "rodilleras presidenciales".
Más allá de las declaraciones sensacionalistas el escándalo cobraba cada vez más tintes políticos. Así en febrero, el agente del Servicio Secreto, Lewis C. Fox, ya retirado, dijo que había visto al presidente y a Lewinsky "solos juntos", provocando que el propio Clinto tomara medidas sobre su propio gabinete de asesores para evitar nuevas filtraciones.
Pero el juez Holloway citó a estificar sobre el asunto a los agentes del Servicio Secreto de la Casa Blanca y tras ello, llegó el turno del propio Clinton.
Y el 29 de julio de 1998, Clinton acepta finalmente testificar incluso aportando una muestra de sangre para la prueba de ADN para contrastarla con las manchas del 'famoso' vestido azul de Lewinsky. El 17 de agosto todo un presidente de Estados Unidos testifica ante el gran jurado durante más de cuatro horas donde admite "contacto íntimo inapropiado".
Esa misma noche es cuando tiene lugar el discurso televisado de Clinton dirigiéndose a la nacion y admitiendo por primera vez que tuvo una relación con Lewinsky. Y de nuevo, otra mítica frase para la historia: "Tuve una relación con la señorita Lewinsky que no era apropiada. De hecho, estuvo mal. Constituyó un error y un fracaso personal del que soy única y completamente responsable".
Y cuando todo parecía que iba a terminar, no hizo más que comenzar. Con un Partido Demócrata, el de Clinton, en minoría en la Cámara de Representates y con un Partido Republicano dispuesto a utilizar todas las armas en esta batalla política, el proceso de destitución, el famoso 'impeachment', comenzó a tomar forma, por falso testimonio y manipulación de testimonio, lo que se tradujo en dos acusaciones: delito de obstrucción de la justicia y perjurio.
En diciembre de 1998, y tras una cortina de humo materializada en una breve campaña de ataques en Irak, las dos cámaras de Estados Unidos votaron 'sí' a favor de iniciar el proceso de destitución contra el presidente Bill Clinton.
El resultado: el presidente fue absuelto con los demócratas votando por la absolución de ambos cargos y diez republicanos votando por la exoneración del perjurio. Además cinco senadores republicanos votaron por la absolución de obstrucción a la justicia. Clinton lograba así mantener el cargo, entre muchos intentos de reprobación y con una imagen considerablemente dañada.
El caso y los protagonistas, 25 años después
Y más allá del terremoto político, del escándalo social y del impacto mediático, el impechment tuvo consecuencias que con el paso del tiempo es posible revisar, desde la propia evolución personal de Monica Lewinsky, hasta cómo observar el caso con el prisma del #MeToo, o analizar si tal vez fue el inicio de la actual polarización política de Estados Unidos.
Desde 1998, el año en el que estalló el caso, el país ve cómo se profundiza su división y cómo todo se polariza, algo que fue más que notable con el escándalo y el posterior proceso de destitución a Clinton, un 'impeachment' con una marcada carga política e ideológica que ha ido tornándose hacia unas posturas prácticamente irreconciliables.
La posición de las mujer también ha cambiado, y más con el movimiento #MeToo que en esa época hubiera provocado un auténtico debate sobre si la relación entre la becaria y el presidente era o no abuso de poder. Nadie hoy vería de igual forma los detalles del caso, los juicios que si hicieron y las decisiones que se tomaron.
Lewinsky revelaba hace poco su versión de los hechos y las terribles consecuencias psicológicas que sufrió que le llevaron a padecer, según su propia versión, "tentaciones suicidas" por la "vergüenza y el miedo". Y es que la guapa y joven becaria tuvo que enfrentarse a esa moralista sociedad estadounidense de finales de los noventa que la situó como culpable.
El informe un tanto 'morboso' del juez Keneth Starr llegó a publicarse en la página web del Congreso y ahí todo el mundo pude conocer dónde y cómo fueron las caricias de la pareja, quen no hubo penetración pero sí sexo oral, el capítulo del puro... Y todo ello, estalló para una joven que pasó del completo anonimato a ver su cara en todas las revistas, en todos los informativos, en todos los incipientes digitales. Lewinsky aparecía ridiculizada a nivel mundial, con bromas e insultos que hoy podrían haber sido susceptibles de delito.
1 Oct is the start of #BullyingPreventionMonth2021. I'm doing an awareness campaign, and each day i'll highlight an org that can be helpful to shifting this social pandemic of online abuse, cyber-bullying and harassment.
please help by retweeting. #ClickWithCompassion
— Monica Lewinsky (she/her) (@MonicaLewinsky) October 1, 2021
Pero su evolución personal es también una demostración de cómo ha evolucionado el mundo. Lewinsky pasó de ser la becaria humillada, relegada por culpable de la situación, a empoderarse y aparecer en la portada de la revista 'Time' y a conceder una entrevista a la mismísima Barbara Walters por la habría cobrado un millón de dólares.
Además ha convetido su imagen en un reclamo para varias campañas contra el acoso en las redes, llegando a calificarse a sí misma como la primera víctima de estos abusos y conviriténdose en toda una activista contra el cyber-bullyng. En su primera entrevista en Vanity Fair en 2014 Lewinsky se defendía asegurando que había sido "una relación consentida por ambos", pero que el abuso llegó: "Cuando me convirtieron en cabeza de turco para proteger su poderosa posición".
La otra mujer protagonista de la historia, Hillary Clinton, fue 'the good wife'. Pese a ser la mujer engañada, permaneció al lado de su marido en plena crisis y sacó su versión más política al convertir el adulterio de su esposo en una conspiración de la derecha para destituirle. Años después reconocía en público lo difícil que fue este episodio.
En 2016, Hillary Clinton fue la candidata demócrata a la Casa Blanca y compitió por la presidencia de Estados Unidos con Donald Trump. Muchos quisieron ver en esta oportunidad una especie de jusicia divina, por la que el matrimonio tornaba los papeles. Pero el sistema electoral de Estados Unidos no permitió que Clinton se convirtirtiera en el 'first gentleman'. Hillary logró el votor popular, pero los votos electorales dieron el triunfo a Trump.