La vida hace 5.000 años podía, en algunos aspectos, no ser tan diferente como hoy. Dormir, trabajar, salir a comer fuera -fuera, sí- y pasar la tarde con la familia. Sin distracciones más allá de algunas historias contadas al calor de un hogar, por ejemplo. Un descubrimiento en Mesopotamia viene a indicar esto: la normalidad, si así se puede decir, de la vida. En Lagash, una de las ciudades estado más importantes del Creciente Fértil, se han encontrado restos de lo que se ha identificado como una ‘taberna’. Una cantina que abrió sus puertas en el 2700 a.C.
La ‘taberna’ de Lagash tenía una zona abierta (la terraza), al aire libre, bancos, un área empleada como refrigerador y un horno. Era, y esto es especialmente importante para sus descubridores, un sitio frecuentado de forma habitual por la población.
Además, las cerámicas halladas en las excavaciones dirigidas por Holly Pittman, de la Universidad de Pensylvannia, muestran restos de cerveza y de comida: carne (conclusión a la que se ha llegado tras el análisis de los huesos encontrados) y pescado.

En otoño de 2022 los investigadores del Penn Museum descubrieron la taberna de 5.000 años de antigüedad en Lagash.
Lagash, potencia de Súmer
Lagash, ubicada al noroeste de las confluencias de los ríos Tigris y Éufrates, en el sur de la actual Irak, ha sido considerada uno de los asentamientos urbanos más antiguos de Mesopotamia. Su nacimiento data del periodo del Ubeid (u Obeid), más allá del 5000 a.C..
Actual Al-Hiba, esta urbe tuvo una gran importancia en el tercer milenio antes de nuestra era. Con una extensión de casi 3,3 kilómetros cuadrados, estaba rodeada de marismas que hacían de sus tierras las más fértiles que se pudieran imaginar.
Esto convirtió a Lagash en un importante centro agrícola y comercial y desembocó en una gran urbe, polo de atracción de población de la zona.
Como ciudad independiente, centro comercial, político y cultural de este área geográfica, consiguió agrupar bajo el mandato de sus gobernante (lugal, según la voz sumeria) otras ciudades como Girsu o Nina. Sus continuos conflictos con los elamitas y con otras ciudades del norte de Súmer concluyeron en la decadencia de la llamada Primera Dinastía y en su posterior control por parte de Akkad (Sargón II la conquistó alrededor del 2300 a.C.).
Renació de sus cenizas y en la llamada Segunda Dinastía recuperó el esplendor perdido de manos de dirigentes (ensi) como Gudea. Bajo su mandato Lagash se habría convertido en la ciudad hegemónica de Súmer.

A la derecha, refrigerador, y en el centro, el horno.
El descubrimiento de la taberna de Lagash en otoño de 2022 -publicado a comienzos de este mes de febrero por el Penn Museum (Museo de Pennsylvania, dependiente de la Universidad)- y realizado por investigadores de este centro y de la Universidad italiana de Pisa, abre un debate interesante que trasciende el mero análisis de los restos recuperados.
La clase media de Lagash
Los arqueólogos del Proyecto Arqueológico de Lagash (LAP, en sus siglas en inglés) dicen que han afrontado el estudio de este enclave desde "una perspectiva completamente diferente".
El equipo comandado por Holly Pittman, curator de la sección de Próximo Oriente del Museo de Pennsylvania, argumenta que se ha analizado a los pueblos desde una perspectiva "anticuada". Perspectiva que dividía tradicionalmente a las poblaciones de ciudades de la antigüedad en dos categorías: elites o esclavos.
Es aquí donde los investigadores introducen un elemento clave para entender la importancia de este hallazgo: "Los residentes de Lagash eran personas independientes que prosperaban en zonas urbanas", sostienen Pittman y su equipo.

La doctora Holly Pittman, en Lagash en 2018.
Pittman, con quien Republica se puso en contacto, defiende que "lo que tenemos es que en el tercer milenio [antes de nuestra era] existió un amplio grupo de personas que creemos que podemos considerar clase media". Añade en esta línea: "Tenían voluntad, tomaban sus decisiones. No eran necesariamente ricos [o al menos pudientes], pero eran claramente independientes y se podían mover libremente".
Desde que en 2019 se iniciaran las excavaciones, los arqueólogos han desenterrado casas (dos), calles, callejones. Además, cientos de piezas de cerámica y siete hornos que han resistido el paso de miles de años.
El equipo de Pittman se ha servido de instrumentos de teledetección -magnetometría y fotografía aérea con drones, para penetrar bajo la superficie. Esto ha permitido una selección más precisa de las áreas más adecuadas para realizar las excavaciones.
Capa a capa y excavando en horizontal, la taberna encontrada durante la última campaña estaba apenas a 50 centímetros de profundidad de la superficie.