José Antonio Primo de Rivera fue hijo del dictador español Miguel Primo de Rivera, que gobernó España entre 1923 y 1930.
Estudió derecho y trabajó como abogado antes de entrar en política. En 1933 fundó la Falange Española, un partido político que se convirtió en una de las principales fuerzas de la extrema derecha española.
La Falange Española abogaba por la unidad nacional, el rechazo al comunismo y la defensa de los valores tradicionales. El partido también adoptó una postura antisemita y antimasónica, lo que llevó a la persecución de judíos y masones durante la Guerra Civil Española.
Primo de Rivera se convirtió en el líder del partido y su ideología fue adoptada por otros grupos de la extrema derecha. Sin embargo, el partido no logró obtener un gran apoyo popular y en las elecciones de 1936 obtuvo sólo cuatro diputados.
Cuando comenzó la Guerra Civil Española en 1936, Primo de Rivera fue detenido por las autoridades republicanas en Alicante y acusado de conspirar contra el Estado. Primo de Rivera fue juzgado y condenado a muerte por fusilamiento. Su ejecución se llevó a cabo el 20 de noviembre de 1936.
La muerte de Primo de Rivera fue utilizada por los nacionalistas como un símbolo de la lucha contra el comunismo y la defensa de los valores tradicionales españoles.
Después de la guerra, la Falange Española se convirtió en el partido político único del régimen franquista.
Cinco entierros
Tras su ejecución, fue enterrado en una fosa común en el Cementerio de Alicante junto con otros fusilados. Tras la victoria del bando sublevado, sus restos fueorn sacados de esta fosa común y trasladado a un nicho con todos los honores.
Su cadáver permaneció en dicho lugar durante unos meses, hasta que el 19 de noviembre de 1939 Franco ordenó su entierro en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Una procesión a pie que duró 10 días hasta su destino final trasladó sus restos.
Veinte años más tarde, en 1959, los restos se movieron nuevamente, esta vez a la basílica de Cuelgamuros, coincidiendo con la inauguración del recinto mandado construir por Franco para perpetuar la memoria de los que cayeron "en nuestra gloriosa cruzada" bajo una enorme cruz de piedra de 150 metros.
Tras 64 años en este este emplazamiento, sus restos fueron exhumados este lunes de su emplazamiento junto al altar mayor de la basílica de Cuelgamuros, para su traslado al cementerio de San Isidro.