Leonor de Austria, retratada por Joos Van Cleve.

Leonor de Austria, retratada por Joos Van Cleve.Leonor de Austria, retratada por Joos Van Cleve.

Edad Moderna

La otra Leonor, reina de Portugal y de Francia

Leonor se convirtió en una pieza muy valiosa de la geopolítica europea y sirvió a los intereses de su hermano Carlos V al casarse primero con el rey de Portugal Manuel el Afortunado y después con el rey de Francia Francisco I

Hubo en el siglo XVI una Leonor que fue reina. Primero de Portugal. Después, de Francia. Leonor de Habsburgo y Trastámara fue una de las muchas princesas, archiduquesas e infantas que jugaron un papel clave en el tablero de la geopolítica Europea. Mujeres sacrificadas a la razón de estado, mercancía para cerrar pactos e incrementar el poder, las posesiones territoriales o sellar viejos e insuperables conflictos.

Leonor nació en Lovaina, Flandes. Hoy Bélgica. El 15 de noviembre de 1498. Fue la primera hija de Felipe de Habsburgo y Juana de Castilla. De Felipe El Hermoso y Juana La Loca. Era, pues, Leonor, nieta del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I, y de los reyes de Castilla, Isabel, y Aragón, Fernando. De los Reyes católicos.

Tanto poder la convertía, desde el mismo momento de su nacimiento, en una pieza codiciada por reyes y príncipes.

El emperador Carlos V.

El emperador Carlos V.

Quince meses después, el 24 de febrero de 1500, nacía su hermano Carlos. A él y a sus intereses se supeditó la vida de Leonor. Porque quiso la historia que Carlos se convirtiera en el hombre más poderoso de Europa en la primera mitad del XVI; en rey de Castilla y Aragón (Carlos I) con apenas 16 años y en emperador del Sacro Imperio (Carlos V) con 20. Sobre él recayeron tronos y coronas tan preciadas cuando murieron sus abuelos y su padre y después de que su madre, Juana, fuera desplazada para que no ocupara el trono de España. La reina enclaustrada en Tordesillas.

Su hermana Leonor se convirtió entonces en personaje esencial de lo que Bartolomé Benassar llama “el mercado de las princesas”. Dice el historiador francés que la existencia de la primogénita de Felipe y Juana “se sacrificó enteramente a la carrera de su hermano y a los intereses de su dinastía”.

Carlos y Leonor, de niños, quedaron en Flandes al cargo de su tía Margarita. Ella los crió (también a María, tercera hija de Felipe y Juana), lejos de sus padres, que en 1501 se trasladaron a España para prestar juramento como herederos de las coronas de Castilla y Aragón y conocer, ya, sus futuros reinos.

Leonor y su amor prohibido

Leonor se enamoró. Un amor adolescente. Mantenía una relación epistolar con Federico, hijo del conde palatino, Felipe de Baviera. Quizá algo más que unas cartas, unas letras. Un “idilio inocente”, escribe Benassar, que concluyó cuando Carlos, su hermano, arrebató a Leonor una carta de amor que guardaba bajo la blusa y puso fin a aquel romance. Los enamorados renunciaron públicamente a aquella relación. Federico fue enviado a Alemania. Leonor, que estaba destinada a servir a los intereses del futuro rey y emperador, no tardó en embarcar junto a Carlos rumbo a España, en 1517. Su hermano había de ocupar el trono. Atrás quedaba su hermana María.

En España conocieron a sus otros dos hermanos Fernando y Catalina, nacidos en Castilla. Y se reencontraron con su madre, la reina sin trono.

Los intereses políticos pusieron en marcha un mecanismo de matrimonios cruzados que habían de fortalecer las relaciones entre reinos. Leonor debía, así, casarse con Manuel El Afortunado, rey de Portugal desde 1495. Era treinta años mayor que ella y dos veces viudo. Ya con hijos. Isabel entre ellos, que se desposaría con Carlos. La hijastra de Leonor sería, además, su cuñada.

Manuel 'El Afortunado'.

Manuel 'El Afortunado'.

En 1518, Leonor se casó por poderes con El Afortunado. Ella apenas tenía 19. Se trasladó después a Lisboa, donde se ofició la boda. En 1519. Leonor dio dos hijos al anciano rey Manuel. Carlos, que moriría niño, y María. El propio rey moriría en 1521. Apenas dos años de matrimonio. Leonor, viuda, regresó a España. Pero la corte de El Afortunado le impuso como condición dejar a su hija en Portugal. No la volvería a ver hasta el final de sus días.

Carlos, rey y emperador, pensó otra vez en utilizar a su hermana en el juego de la política europea. Era entonces Francisco I, rey de Francia, su gran enemigo. Se produjo en 1525 la batalla de Pavía (Italia). Las tropas de Carlos V no sólo derrotaron a las francesas, sino que capturaron a Francisco I, que fue encarcelado en Madrid.

Leonor, el rey y su amante

Fue Francisco I quien propuso a Carlos casarse con su hermana. El matrimonio de Leonor con el rey francés fue parte del Tratado de Madrid, en el que los dos poderosos monarcas trataban de buscar salida a su constante enfrentamiento. Francisco y Leonor se prometieron por poderes en enero de 1526, y se conocieron en Illescas en marzo. Al encuentro le siguieron diez días de fiestas que concluyeron con la partida de Francisco I a su reino. Leonor se quedó en Madrid.

Una vez en Francia, Francisco I decidió no cumplir el Tratado de Madrid. Tampoco entregar al emperador el disputado y deseado ducado de Borgoña. Regresaron así las hostilidades. Leonor, en España, se ocupaba de los dos hijos de su prometido -Francisco, el heredero del trono, y Enrique, duque de Orleans-, que a cambio de la liberación del padre se habían convertido en rehenes de Carlos.

No fue hasta después de 1529, con la Paz de Cambray (la Paz de las Damas, porque la firmaron la madre de Francisco I, Luisa de Saboya, y la tía del emperador, Margarita de Austria), cuando Leonor pudo reunirse con su prometido.

Primero hubo una boda por poderes. El 20 de marzo de 1530, en Segovia. A Francisco I lo representó su hijo, el vizconde de Turenne. Después, ya en julio, Leonor y los hijos del rey francés cruzaron el Bidasoa y entraron en Francia. Una ceremonia religiosa rápida e higiénica certificó el matrimonio. El 5 de marzo de 1531 Leonor fue coronada reina de Francia en la abadía de San Denis. Dos días después la hermana del emperador entraba en París.

Francisco I, rey de Francia.

Francisco I, rey de Francia.

Fue el de Francisco I y Leonor un matrimonio político, sin amor, sin tan siquiera aprecio. Meses y meses sin dormir juntos. Sin hablar. No era una cuestión de idioma. Leonor hablaba francés perfectamente. Había nacido en Lovaina y era su lengua. Francisco, sencillamente, no quería a Leonor. No le gustaba, pese a que se decía que era bella. Tenía el rey, y era público, una amante. Ana de Pisseleu, quien se convertiría con el paso del tiempo en duquesa de Étampe.

Leonor fue testigo de los enfrentamientos constantes entre su hermano y su marido. Promovió que ambos se conocieran y trabajó por la paz entre los hombres más poderosos del continente -con permiso de los Estados Pontificios y del rey de Inglaterra- con un éxito relativo y sabiendo, siempre, que Francisco I apenas contaba con ella.

El adiós

Tal fue la culpa del rey francés que en su lecho de muerte pidió a su hijo y heredero, Enrique (el delfín, Francisco, había muerto) que se ocupara de Leonor. No lo hizo. Y en 1548 la primogénita de Felipe El Hermoso y Juana La Loca abandonó Francia de forma definitiva y se instaló en los Países Bajos.

Como sucediera treinta y nueve años atrás, Leonor partió hacia España el 15 de septiembre de 1556 junto a su hermano Carlos, que había abdicado. Los acompañó también su hermana María. Carlos se instaló a Yuste. Leonor y María acudían al monasterio a visitarlo.

La vida se consumía. Leonor logró, en 1558, reunirse con su hija María. Habían pasado más de 30 años desde el adiós. El encuentro tuvo lugar en Badajoz, en la frontera entre España y Portugal. Leonor le suplicó a María que volviera con ella a España. La hija se negó. La tristeza invadió a la reina dos veces viuda. Tras la nueva despedida, ya de regresó a su residencia, sufrió un ataque de asma. Murió en Talavera la Real. Era febrero de 1558. Dicen que su muerte aceleró la de Carlos V, por quien había dado su vida entera.


Fuentes consultadas

  •  Leonor de Austria. Diccionario biográfico de la Real Academia de Historia.
  • Benassar, Bartolomé. Reinas y princesas del Renacimiento a la Ilustración. El lecho, el poder y la muerte. Paidós, 2007.
  • Fernández Álvarez, Manuel. Carlos V. Un hombre para Europa. Austral, 2010.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando Mas Paradiso

Historiador y Máster en Historia. Inició su carrera como periodista en el diario El Mundo (España) en 1989, donde ejerció como redactor, jefe de sección, redactor jefe, corresponsal en Londres y subdirector de www.elmundo.es en dos etapas. En 2014 modificó su rumbo profesional. En 2016 fundó El Independiente. Tras dos años en el proyecto se lanzó a la consultoría de medios. Nació en Montevideo (Uruguay) en 1966 y reside en España desde 1976.