Juan Florín, el primer pirata que desafió a la corona española

Padrón Real de Diego Ribero

Historia Moderna

Juan Florín, el primer pirata que desafió a la corona española

Atacó en las Azores los barcos donde Hernán Cortés había enviado a Carlos V el quinto real del tesoro de Moctezuma

El tiempo debía ser agradable ese diciembre de 1522 en Veracruz, sobre el Caribe. Los hombres de Hernán Cortés, conquistador de la Nueva España que hoy es México, cargaban las bodegas de tres naos. Cincuenta mil pesos de oro, ocho mil kilos de plata, tallas de jade, perlas, una esmeralda en forma de pirámide… Un penacho que perteneció al líder Azteca Moctezuma y que, hoy, quién sabe cómo, descansa en Viena. Tres jaguares -que los españoles llamaban tigres-, papagayos, huesos descomunales, de dinosaurio o mamut, acaso. Escudos decorados, capas de plumas… El tesoro de Moctezuma estaba listo para viajar a España. Nadie sabía entonces de Juan Florín, pirata a las órdenes de la corona francesa.

Comenzó el viaje el 20 de diciembre. Máximos responsables de la expedición eran Julián Alderete, tesorero real; Antonio de Quiñones, que participó en la conquista de la Nueva España; y Alonso de Ávila, también conquistador de México y responsable de evaluar el tesoro de Moctezuma.

El viaje se tornó oscuro desde el principio. Al poco de partir los barcos del puerto de Veracruz, escaparon dos jaguares de sus jaulas e hirieron a algunos tripulantes. Se les dio muerte. Por miedo. Y por miedo los españoles se desprendieron del tercer tigre.

Debían hacer escala, antes de cruzar el Atlántico, los barcos en La Habana. Antes de arribar al puerto murió Alderete. Enemigo de Cortés, se llegó a pensar que quizá fue envenenado. Una pérdida que no causó pena, parece.

Zarpó al fin la flota hacia su travesía del Atlántico. Se adentraron al cabo de los días los barcos en el triángulo de la Azores, las Canarias y la Península. Surcaba entonces las aguas un pirata al servicio de Francisco I, rey de Francia. Jean Fleury era el nombre del pirata. Rebautizado en España como Juan Florín o Juan el Florentino, por su origen italiano, se entiende. Surcaba el mar al frente de los barcos del armador Jean D’Ango.

Los navíos hicieron escala en Isla Terceira, en las Azores. Antonio de Quiñones se enredó allí en líos de faldas, acabó metido en una reyerta y recibió una puñalada mortal. Muertos Alderete y Quiñones, Alonso de Ávila quedó al mando de la misión: entregar el quinto real del tesoro de Moctezuma a la Corona de España. (El quinto real era el tributo que había de pagarse al rey por cada botín obtenido).

Reanudado el viaje, cayó Florín sobre los barcos españoles cuando se aprestaban a afrontar ya el último tramo del viaje. Dos de las naves fueron apresadas. Solo una, la Santa María de la Rábida, logró escapar de las garras del corsario, refugiarse en el islote de Santa María y pedir ayuda para viajar escoltada hasta Sevilla.

Juan Florín, el pirata que puso en jaque a la Corona española.

Juan Florín, el pirata que puso en jaque a la Corona española.

No muy lejos de aquella isla topa con ellos Juan Florín, francés corsario, y toma el oro y navíos, y prende al Alonso de Ávila y llevole preso a Francia”, narra los hechos Bernal Díaz del Castillo en la célebre Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

Florín no acabó ahí sus asaltos a las flotas españolas. La suerte, la suya, quiso que un navío que viajaba desde Santo Domingo a la Península se cruzara en su camino. Lo apresó “y le tomó sobre veinte mil pesos de oro y gran cantidad de perlas y azúcar y cueros de vaca. Y con todo se volvió a Francia muy rico e hizo grandes presentes a su rey y al almirante de Francia de las cosas y piezas de oro que llevaba de la Nueva España, que toda Francia estaba maravillada de las riquezas que enviábamos a nuestro gran emperador, y aun al mismo rey de Francia le tomaba codicia, más que otras veces, de tener parte en las islas y en esta Nueva España”, continúa el relato de Díaz del Castillo.

Florín, Florentino o Fleury trabajaba bajo el cobijo de la Corona francesa, que cuestionaba que España tuviera potestad absoluta sobre el nuevo mundo descubierto.

Querella con Francia

Francisco I, rey francés, mantenía una reyerta histórica con las coronas española y portuguesa. Todo por el reparto del mundo rubricado de 1493 por el Papa Alejandro VI. La bula Inter Caetera (4 de mayo) dividió el orbe en dos: una mitad para Portugal; una mitad para España.

Se fijó en el texto que toda la tierra al oeste de una línea vertical imaginaria -de norte a sur del planeta- a partir de 100 leguas de distancia de Cabo Verde serían para España. Todas las tierras descubiertas y por descubrir. No lo aceptó Portugal, que, al final, un año después, en Tordesillas, firmó el acuerdo definitivo: Castilla sería dueña de todas las tierras que se encontraran al oeste de la línea imaginaria, en este caso pintada sobre el mapa a 370 leguas al oeste del Cabo Verde.

Francisco I cuestionó años después aquel acuerdo. En frase histórica que legitimaba la acción de sus piratas, el monarca sentenció: "Quisiera ver la cláusula del testamento de Adán que excluye a Francia de la división del mundo".

El hecho es que su corsario comenzó a hacer estragos, a atacar a los barcos del emperador Carlos V y a llevarse los tesoros guardados en sus bodegas.

El tesoro de Moctezuma obtenido por Fleury/Florín en el ataque a la flota se expuso en Francia. Cuál fue el destino más allá de aquella exhibición es hoy un misterio. Quizá se gastó en la construcción de palacios o en la financiación de expediciones de descubrimiento. Lo cierto es que el armador D’Ango murió en la ruina apenas dos años después de la fiesta donde se expusieron los tesoros aztecas.

Retrato de Hernán Cortés.

Retrato de Hernán Cortés.

Más grave aún que la pérdida del quinto real del tesoro de Moctezuma enviado por Cortés a Carlos V, fue que Florín se hizo con las cartas de navegación donde se marcaban las rutas para llegar desde Europa al Nuevo Mundo.

De Florín se sabe más. Su final. Trágico. El pirata que puso en jaque a la Corona española fue capturado cuando amenazaba nuevamente las aguas españolas. La flota de Martín Pérez de Irizar, capitán vizcaino, lo capturó. Florín intentó sin éxito sobornarlo con 30.000 pesos a cambio de su libertad.

“El capitán Martín Pérez de Irizar viniendo del Norte hacia Cádiz con su galeón (1527), encontró en las proximidades del cabo de San Vicente á dos naves francesas mandadas por Juan Florín, el afortunado corsario de la Rochela que se apoderó del tesoro mejicano enviado por Hernando Cortés. Peleó con él, y debió de ser la acción obstinada, pues que tuvo Irizar 37 muertos y 50 heridos de su gente; alcanzó, sin embargo, la parte mejor, rindiendo al enemigo que condujo a Cádiz con 150 prisioneros, número de supervivientes que acredita lo bien que armaba Florín”, escribió Cesáreo Fernández Duro en su Historia de la Armada Española desde la Unión de Castilla y Aragón.

Carlos V ordenó que Fleury fuera ejecutado en la horca. Otra versión dice que fue degollado (Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo mayor del rey, en su Crónica del emperador Carlos V).

Así lo contó Díaz del Castillo: "Y prenden a él y a otros muchos franceses, y les tomaron sus navíos y ropa, y al Juan Florín y a otros capitanes llevaron presos a Sevilla, a la casa de la contratación, y los enviaron presos a la corte a Su Majestad. Y desque lo supo, mandó que en el camino hiciesen justicia dellos, y en el puerto del Pico les ahorcaron".

La de Juan Florín no fue solo una aventura de piratas. Sus ataques llevaron a España a tomar medidas. Se puso en marcha un sistema de protección de los navíos que, con el paso del tiempo se iría perfeccionando hasta dar con el llamado sistema de flotas y galeones de la Carrera de Indias. Primero se incorporó artillería a los barcos, después se organizaron flotas para que las naves no surcaran los mares en solitario (1526).

En 1561, ya bajo el reinado de Felipe II, se prohibió la navegación de navíos fuera del sistema de flotas que, en resumen, consistía en formar convoyes que, dos veces al año, trasladaban las riquezas desde América a España. Todo por aquel Juan Florín que despojó a la corona de los tesoros de la Nueva España.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando Mas Paradiso

Historiador y Máster en Historia. Inició su carrera como periodista en el diario El Mundo (España) en 1989, donde ejerció como redactor, jefe de sección, redactor jefe, corresponsal en Londres y subdirector de www.elmundo.es en dos etapas. En 2014 modificó su rumbo profesional. En 2016 fundó El Independiente. Tras dos años en el proyecto se lanzó a la consultoría de medios. Nació en Montevideo (Uruguay) en 1966 y reside en España desde 1976.