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Alfonso XIII, un rey tan patriota como zigzagueante

Su reinado estuvo marcado por una dicotomía entre el sentido liberal de una monarquía constitucional y la tentación autoritaria

Alfonso XIII, un rey tan patriota como zigzagueante

EFEAlfonso XIII, en 1923.

El Rey Alfonso XIII (1886-1941) fue un “patriota” quizá abrumado por el peso semántico del término y que, llevado de un espíritu regenerador, zigzagueó durante su reinado entre el sentido liberal de una monarquía constitucional y la tentación autoritaria, consumada con la dictadura del general Miguel Primo de Rivera.

Esta es la tesis que impregna el libro El rey patriota. Alfonso XIII y la nación (Galaxia Gutenberg), que acaba de publicarse y cuyo autor, el historiador Javier Moreno Luzón, presenta a un monarca que a lo largo de su vida tuvo muy clara su intención de influir en la vida de España y de no ser solo una figura con unas atribuciones meramente simbólicas o representativas.

Cuando en 1902, con apenas 16 años, Alfonso XIII jura la Constitución de 1876 y es proclamado Rey con todas sus prerrogativas (aunque, caso único en la historia, lo era por derecho desde el mismo momento de su nacimiento, el 17 de mayo de 1886) se da cuenta de que está asumiendo “la carga de salvar a España”, afirma Moreno en entrevista con EFE.

Esta sensación de que iba a portar una carga, una responsabilidad abrumadora, puede percibirse en un pasaje -de tono casi profético- del “diario” que escribe por entonces el joven Rey y que Moreno transcribe en su libro.

Retrato de Alfonso XIII. Museu Nacional d'Art de Catalunya

“Yo puedo ser un Rey (sic) que se llene de gloria regenerando a la Patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado; pero también puedo ser un Rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y, por fin, puesto en la frontera”.

Durante todo su reinado, Alfonso XIII va a estar sometido a una especie de dicotomía moral, ideológica y en definitiva política para llevar adelante ese proyecto regenerador, sostiene Moreno, catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Universidad Complutense de Madrid.

Dos monumentos que simbolizan su reinado

Esa dicotomía acompañará a Alfonso XIII durante todo su reinado, que comienza con un marcado criterio liberal y constitucional y que cambia de manera muy notable poco antes de la década de los años 20, cuando el monarca comienza a adoptar un perfil cada vez más autoritario, muy desencantado por la crisis a la que había llegado el sistema de la Restauración.

En la entrevista, Moreno Luzón explica muy gráficamente esa trayectoria ideológica de Alfonso XIII, que se simbolizaría en dos monumentos que de alguna manera marcan su reinado.

Alfonso XIII en Francia. EFE

El primero es el monumento a su padre, Alfonso XII (1874-1885), en el madrileño parque de El Retiro, inaugurado en 1902. Esta es una obra que “simboliza la victoria de los liberales frente a los carlistas en 1874 y que es totalmente liberal”, incluso laico, en su escenificación, del que está ausente cualquier representación religiosa, afirma el historiador.

El segundo, por el contrario, es el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, inaugurado en 1919 en el Cerro de los Ángeles y que, a diferencia del anterior, es una exaltación de religiosidad, de defensa de la catolicidad de España, con la que el rey expresa su compromiso, argumenta Moreno.

“En ese arco temporal que transcurre entre 1902 y 1919 vemos perfectamente la evolución que ha ido experimentando el pensamiento de Alfonso XIII” y que se ejemplifica en ambos monumentos, señala.

Diferencias y semejanzas con Juan Carlos I

Moreno acoge con una irónica resignación la pregunta sobre los posibles paralelismos entre Alfonso XIII y su nieto, Juan Carlos I y reconoce que, en efecto, ambos reúnen algunas características comunes, pero son muy diferentes en otros aspectos.

“Ambos son dos personajes muy simpáticos, muy abiertos, muy castizos. Son muy aficionados al sexo, tuvieron varias amantes. Ambos estuvieron envueltos en escándalos de corrupción", apunta.

“Las diferencias son de índole política. Por ejemplo, Alfonso XIII es un actor influyente que ejerce como tal de manera muy clara en virtud de sus prerrogativas constitucionales. Juan Carlos I, por el contrario, renuncia a todos los poderes que hereda a la muerte de Franco y así queda consagrado en la Constitución de 1978", apostilla.

Y, lo más importante, según Moreno: ambos se encuentran con un golpe de Estado, Alfonso XIII en 1923 y Juan Carlos I en 1981. Sin embargo cada uno de ellos lo afronta de forma totalmente distinta.

“Mientras Alfonso XIII le entrega todo el poder a Primo de Rivera, Juan Carlos I sale en televisión y hace un llamamiento a la defensa del orden constitucional, justo lo contrario de lo que hizo su abuelo”, subraya.