El Liverpool, el peor enemigo
El Liverpool no es el adversario más deseado por los madridistas. Enfrentarse de nuevo al equipo inglés trae recuerdos de una tarde que acabó fatídica porque en los últimos minutos, un defensa, Kennedy, batió al portero madridista Agustín. En aquel Madrid aún había jugadores como Stielike, Ángel, Del Bosque, Juanito y Santillana de los que se podía esperar lo mejor. Vujadin Boskov, el hombre que a modo de sentencia me dijo un día almorzando su frase ya histórica de “fútbol es fútbol”, dirigió al conjunto madrileño con el convencimiento de que podía ganar. El partido no fue fácil para ninguno de los dos. Un desaparecido colega se puso en pie y dijo que se iba a la sala de prensa para comenzar a escribir porque barruntaba que la cuestión iba para rato. No había comenzado a dar tres pasos cuando llegó el gol ingles. Todos nos perdimos el titular de la nueva copa.
El Madrid de esta temporada no apareció al comienzo de la misma como gran favorito. Ni grande, ni pequeño y, sin embargo, los acontecimientos lo han convertido en el adversario más incómodo. Especialmente, porque nunca se da por vencido. Sin duda, porque posee el récord de las victorias conseguidas en contra de los pronósticos e incluso del reloj. Sus reacciones, que podían parecer tardías, han tenido el efecto de llegar al triunfo y confundir a sus propios seguidores. El Madrid puede crear inoperancia durante noventa minutos y que muchos socios abandonen la grada para no ver la derrota. Y no más allá de la acera del Bernabéu han conocido la victoria.
En París no se debe jugar al más difícil todavía. Sobre todo, porque es demasiado peligroso. Actuar al máximo de infartos no es aconsejable. Se debe evitar llegar a tener que forzar en exceso para llegar a la meta. El Madrid cuenta este año con la ventaja de que su equipo se ha conjuntado, que ha encontrado la fórmula ideal con las carreras de Vini y la exhibición perfecta de jugador y goleador que es Benzema. Modric y Kroos fundamentan una zona en la que la experiencia, si no llega el cansancio, producen juego con peligro constante para el adversario. Ancelotti, que no va por el mundo creando ilusiones vanas, que cuenta las cosas a la pata la llana, ha tenido la virtud de ensamblar un grupo que ha brillado más de lo que se presumía.
El Liverpool contará con el trío atacante tal vez más peligroso del momento. Sané, Salah y Luis Díaz, especialmente éste que es el Vinicius contrario, pueden proporcionar sustos a la zona defensiva en la que este año la ausencia de Sergio Ramos no ha sido lo sensible que se pronosticó.
En el Madrid hay que confiar porque puede estar siempre al borde del abismo y no caer en el mismo. Para soportar los peligros cuenta con el mejor portero del momento, Courtois, que con Benzema son el ungüento amarillo que actúa en todo momento. París siempre valdrá más que una misa.
Posdata. Carlos Alcaraz comenzó a conocer en París que la gloria no se alcanza entre parabienes y ovaciones. Para alcanzarla hay que aprender a sufrir y en el Roland Garros, aunque con victoria, ha recibido la primera lección.