Lo de Mbappé no es para ponerse así
¡Joder que tropa! que dijo el Conde de Romanones cuando no fue elegido miembro de la Academia de la Lengua. Similar exclamación se me ocurre al comprobar el grado de insatisfacción que ha tenido la negativa de Mbappé al Real Madrid. Ha dolido más que una cruel afrenta. Ha creado reacciones en las que el jugador francés ha recibido toda clase de menosprecios. Es como si nos hubiera insultado a la madre de todos. No entiendo por qué ha habido tanta rabia por el plante de un futbolista. Tengo la impresión de que quienes se han lanzado al ninguneo del chico no han tenido en cuenta que la entidad está muy por encima de un futbolista por muy extraordinario que sea.
Se ha considerado caso de alta traición. Bien es cierto que Mbappé se había medio comprometido verbalmente con el Madrid, pero los millones de Qatar han tenido influencia decisiva. Para el Madrid, tengo para mí, que finalmente ha sido un alivio. Con el gasto que ha supuesto la remodelación del Bernabéu la caja no está para compromisos económicos por varios años que es lo que significaba el fichaje del francés.
El club va a soltar a varios jugadores cuyo peso en el presupuesto es enorme y tal vez por ello se consideraba que contratar a Mbappé no rompía el equilibrio financiero. La propuesta deportiva del club estaba en fichar a la estrella francesa y recomponer el equipo con las bajas de los pesos pesados que van a salir de la plantilla. Ahora, sin la gran estrella, la contratación de jugadores que la potencien va a ser de obligado cumplimiento. Aunque también es cierto que el Madrid cuenta con un grupo de jóvenes que son presente, y gran futuro, que posibilitan que no sea estrictamente necesario buscar galácticos como antaño.
El frustrado fichaje no debe producir el desconsuelo que se advierte en determinadas reacciones. Tampoco hay que destilar odio eterno como Aníbal a los romanos, como parece que se detecta en algunas manifestaciones. La visita del jeque de Qatar hizo pensar que ayudaría a que Al Khelaifi desistiera de su obsesión por Mbappé, pero, afortunadamente, en lugar de un futbolista el príncipe catarí nos ha prometido gas que es más importante.
Posdata. En Valencia la afición ha repudiado pública y estruendosamente a Peter Lim, pero éste se mantiene en su postura de dejar que el club acabe al borde de la desaparición. El singapurés no quiere vender y ello impide la solución del problema. El club, en manos de Juan Roig, si le gustara el fútbol más que el baloncesto, tendría solución y caminos de gloria.