El fútbol profesional, arruinado
El fútbol profesional se debe replantear el sistema económico en que vive. Se aumentan los errores y consecuentemente, las pérdidas. El anuncio de que en la pasada temporada hubo déficit de 892 millones de euros ha puesto de manifiesto que hemos vuelto a necesitar aquellos años en que se estableció la fórmula mediante la cual desde el Consejo Superior de Deportes se controlaban los presupuestos y se examinaban todas las partidas tanto de ingresos como de gastos. Especialmente los primeros porque había clubes que pretendían colar ingresos por apartados como los patrocinios que no se ajustaban a la realidad. Si mal no recuerdo Femando Puig de la Bellacasa, que se dedicó al Control Financiero, en el CSD puso firmes a los defraudares. El “fair play” actual no tiene consecuencias tan firmes.
Pasados aquellos años en que la economía se recompuso, con los pingues ingresos provenientes de la televisión todos los clubes se lanzaron a los grandes fichajes y la consecuencia ha sido que volvemos donde solíamos.
Las notas de la Liga se explican en los términos financieros que ponen de manifiesto las irregularidades que producen deudas tanto de aprovisionamientos como de los gastos directos. Y los más importantes son los derivados de los grandes fichajes, los millones de los traspasos y los sueldos que en la mayoría de los casos no se pueden sostener.
Por muchos argumentos dedicados a los tantos por ciento con lo que en algunos aspectos se pretende simular el fondo de la cuestión, el negocio futbolístico no es tan boyante como en algunos momentos se pretende. De entrada, la pandemia dejó un agujero enorme en el billetaje y cuando ya se ha podio llenar las gradas se ha puesto de manifiesto una cuestión preocupante: no se llenan los estadios como antaño. Los precios de algunas localidades están muy por encima de lo que se lleva en otros lugares. Es más barato un partido de Liga de Campeones en Alemania, que un partido de Liga en España.
En el fondo del problema están los salarios de la mayoría de los futbolistas. En algunos casos como Barcelona y Real Madrid, amén de otros, habido acuerdos con rebajas de sueldos acordadas con los miembros de la plantilla. Sin embargo, ello no ha sido suficiente. En el caso del Barça es insultante el hecho de que su agujero sea de 481, millones, con lo que no está en condiciones de contratar jugadores de gran prestigio. El presidente, Joan Laporta, ha vendido humo con los presuntos fichajes y de momento Haaland se va al Manchester City y Mbappe, probablemente, llega al Madrid. Aunque los citados jugadores hubieran preferido ir al club catalán ello no habría sido posible. El Barça no tiene posibles para contratar a ninguna de las grandes estrellas mundiales.
Lo malo está en que los clubes de clase media, y los de la baja, tampoco están para acudir a los mercados de verano. Alguno como el Valencia, que continua arruinándose de la mano de Peter Lim, al final de temporada venderá a los futbolistas que tengan ofertas. Se quedará con los justo para intentar no descender.
Posdata. Cholo Simeone no se atiene a ninguna de las normas tradicionales del comportamiento de los entrenadores. Falta que le den altavoz para exaltar más a las masas.