Alcaraz, a los pies del trono
Carlos Alcaraz era el Delfin y ayer se postuló como rey a los pies del trono. Ganar al campeón olímpico, Zverev, tras derrotar a Nadal y Djokovic ha sido precipitarse en la carrera hacia lo más alto del podio. Ya nada está lejos. El modo en que ha ganado los tres partidos más importantes del torneo de Madrid lo han catapultado a la zona de los grandes campeones. El modo en que derrotó al alemán, dos sets, y de manera arrolladora, han convertido a Carlos Alcaraz en el deportista español que mayores garantías ofrece en la conquista de los grandes títulos. Hace una semana pronosticarle como ganador en la Caja Mágica era tanto como recurrir a aquella frase del Rafael Guerra de que “lo que no pue ser no pue ser y además es imposible”. Así era al comienzo del torneo y acabó siendo que lo que parece imposible en Alcaraz no lo es.
Seguramente habrá alguna explicación que justifique el modo en que Zverev fue derrotado. Desde el principio se le vio sin el ánimo suficiente para afrontar una final de la que ha sido dos veces ganador. Casi deambuló por la pista como quien no ha conseguido despertarse. La superioridad del murciano fue tal que, en el boxeo, los ayudantes habrían lanzado la toalla para que su pupilo no siquiera sufriendo. Zverev ha sido entrenado por Ferrero, actual entrenador de Alcaraz, Ferrer y ahora está dirigido por Bruguera. No pareció el jugador que sabe recuperarse de unos juegos poco afortunados. Es más, hubo un momento en que comenzó a poner pegas, a quejarse hasta de un foco de luz, a discutir lo que no tenia discusión y ello no era otra razón que su pérdida del oremus. Ante Alcaraz se había sentido derrotado casi desde el primer juego.
Probablemente se podrá argumentar que no supo reaccionar, que no se hizo a la idea de lo que estaba jugando, que no tomaba las medidas adecuadas para enfrentarse a Alcaraz y cualquier otra razón que se aduzca, en mi opinión, no pasa por la de que el problema estuvo en que el adversario no le permitió siquiera pensar.
Manolo Santana lució la maravilla de sus dejadas y Alcaraz ha mejorado notablemente aquellas decisiones del gran campeón español. En ocasiones, se la juega con dejadas a las que puede llegar el contrario, pero en general exhibe una facilidad extraordinaria para hacer que el contrario se descoloque, que no tenga claro si estar en el fondo de la pista para tratar de responder a sus golpeas largos de derecha o sufrir lo indecible para intentar llegar a esas diabólicas bolas que le deja cerca de la red.
Tuve la suerte de ver jugar a Laver, Rossewall, Emerson, Newcombe, Roche y la pléyade de jugadores que tras el castigo a los que abrazaron el profesionalismo irrumpieron en los “open” para dar el tenis todo su esplendor. Posee cualidades que vi en aquellos maravillosos australianos. Entre los grandes estuvieron Santana y Gimeno, ambos ganadores de Roland Garros, próximo reto para Alcaraz. Éste llega a la elite de ganadores tras los Orantes, Corrretja, Ferrero, Bruguera y Moyá, y por supuesto, envuelto en el orden mágico de Rafael Nadal. Alcaraz sueña ahora con Roland Garros, la primera gran prueba en la que hay que demostrar que lo obtenido en Miami y Madrid justifica su presencia en la elite del torneo francés. Ya está entre los seis mejores del mundo. De París podría salir soplando en el cogote de Djokovic que aún es el número uno.
Posdata. Discutieron por si el Atlético hacía pasillo o no al Madrid, campeón. ¡Que jilipollez al lado de Alcaraz!