Alcaraz ya es el Delfín
Rafa Nadal, el Rey, ya tiene Delfín: Carlos Alcaraz. La victoria del murciano sobre el mallorquín ha abierto la más tradicional de las costumbres españolas: mitad de uno y mitad de otro. De Joselito o Belmonte. Del Madrid o del Barça. El Rey ha abierto la puerta de palacio para que su sucesor llegue hasta el trono. Los rafaelistas no se sintieron defraudados por su ídolo. Los que ahora comienzan a ser alcazaristas (llamarse carlistas llevaría a la confusión y más cuando estamos hablando de monarquías) se han apuntado al futuro, pero este todavía es imperfecto.
Alcaraz, con diecinueve años y un día, derrotó a quien ha sido el mejor tenista del mundo durante años. En la Caja Mágica de Madrid se disputaba más que un partido, una nueva época del tenis. Con la victoria de Alcaraz, en teoría, se ha comenzado a caminar por la nueva senda de los grandes éxitos. Sin embargo, hay que tomarse lo sucedido con prudencia. Nadal aún está en tiempo de dictar muchas sentencias en los grandes torneos internacionales. Es inevitable que con el paso de los años las fuerzas mermen y mentalmente se padezcan momentos sin la claridad de antaño.
Nadal, que no ha perdido ninguna de sus grandes dotes tenísticas, ni sus inevitables manías que prodiga cada vez que va a sacar, no solo continuará disputando al murciano la supremacía española, también lo pondrá más de una vez contra la pared en torneos de primera magnitud como será sin duda Roland Garros donde el rey sigue siendo Nadal. Alcaraz ha ganado a Rafa pero en Madrid todavía tiene que salvar escollos de primer orden. El más inmediato e importante el que le va a enfrentar al serbio Djokovic. Madrid puede consagrar a Alcaraz , pero todavía será posible oír el ¡vamos Rafa! Quedan muchas sesiones de gobierno para que definitivamente exista el relevo.