La Supercopa se justifica con millones
La Supercopa de España disputada en Arabia Saudí no tiene buena prensa. Junto al espectáculo deportivo salen a colación las circunstancias políticas del país. Cada vez que se anuncia el torneo se resalta la discriminación que sufren la mujeres y cuanto conllevan las leyes de un estado del que lo más bonancible que se puede decir es que no fomenta las libertades. Arabia Saudí no es un modelo de sociedad. Tampoco lo son la mayoría de sus vecinos. El deporte ha entrado en estas naciones que además, se han convertido en patrocinadoras y dueñas de clubes de fútbol importantes, equipos ciclistas y auspiciadores de deportes de elite gracias a su potencialidad económica. En general la gloria golfística de Dubai no plantea tantos resquemores. En general y contando además con que algunos clubes cuentan con el patrocinio que lucen sus camisetas, parece que solo es delito llevar la Supercopa de España a Riad.
Una competición que disputan cuatro equipos españoles no parece que tenga que se obligatorio que se juegue en Arabia Saudí aunque a la hora de la verdad lo que justifica tal desplazamiento y tal sustracción futbolística a los aficionados españoles, es el dinero. Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol trata de justificar el desplazamiento con peticiones a las autoridades saudíes para que puedan acudir al estadio las mujeres y peticiones de poco monta que Rubiales considera mejoras sociales.
Lo que realmente importa y sustenta la Supercopa es el río de dinero que llega a los clubes participantes y a la propia Federación. Rubiales justifica su administración con el hecho de que muchos de los millones que llegan de allí acaban en los clubes femeninos y en los del fútbol más o menos aficionado. Los dólares benefician a clubes de la base y esa es la gran defensa que hace Rubiales para justificar el viaje.
Posdata. El Comité Olímpico Internacional potenció Juegos Olímpicos en lugares donde era precisa la democratización. Verbigracia: Moscú y Pekín. Parece que solo el fútbol crea fuertes emociones políticas.