Nico Williams revolucionó el partido
Una vacuna contra el tedio que debieron aplicar los entrenadores a los dos equipos contendientes permitió que el juego cambiara totalmente. Y ocurrieron todas las circunstancias propias de un encuentro en el que, finalmente, los adversarios hallan el modo de justificar la razón por las cual se busca participar en la final. Yeray y Una Simón no es entendieron en jugada que no parecía peligrosa y no despejó ninguno de los dos. El balón dio en el poste y en la espalda del guardameta y fue el primer gol. Tanto en propia puerta. El Athletic no se resignó y fue el propio Yeray quien remató un córner sacado por Munian y estableció el empate. A continuación llegó la hora del menor de los Williams, Nico, del que siempre cabe esperar algo porque lo intenta, no se conforma con que los defensas le cierren el paso y en el saque de otro córner, en la segunda jugada, Nico mandó el balón a la red de Oblak. Antes, el propio Nico, que revolucionó el juego, puso en aprietos a Oblak que solventó la papeleta casi milagrosamente.
El Atlético recurrió a Luis Suarez, en busca de mayor profundidad y ello resultó inútil. Aunque Joao Félix y De Paul manejaron mejor el balón la defensa bilbaína, con dos centrales esplendidos, cortó la posibilidad de recuperación madrileña. Lo ocurrido en la segunda parte justificó la falta de de dinamismo que se había padecido en la primera mitad.
Cualquier parecido con la realidad fue mera coincidencia. Athletic y Atlético disputaron la primera parte en la que dio la impresión de que habían salido a jugar un partido de consolación. Fue como si hubiera partido para el tercer puesto y ambos conjuntos hubieran salido con el ansia que no se tiene cuando se ha perdido la ocasión de llegar a la final. Nueve segundos tardó el equipo madrileño en marcar un gol por medio de Joao Félix. Fue anulado por claro fuera de juego. Iñaqui Williams tuvo la oportunidad del marcar cuando llegó solo ante Oblak y éste evitó el tanto. Fue todo.
No hubo la mínima constancia de velocidad en los ataques y las creaciones de jugadas que causan la mínima emoción. Joao Félix, que se dejó ver en la primera jugada casi desapareció dureto los demos minutos. Marcos Llorente jugó en esa posición que no es lateral ni extremo y apenas se notó su presencia. En el centro del campo resolvió la mayoría de los problemas Kondogbia y poco más.
El Athletic intentó buscar a Williams pero éste si no cambia de banda para descolocar a los centrales es pan comido. El Atlético no encontró el contragolpe que le habría ordenado Luis Aragonés y los bilbaínos solamente se dejaron notar en algunas escaramuzas. Munian ejerce de mandón y sus balones al área tienen peligro en los saques de falta y los de esquina.