Guardiola ninguneó a los españoles
Pep Guardiola no es amigo de Luis Enrique. Al menos no le aplaude su lista de seleccionados. En la final de Liga de Campeones, el catalán se abstuvo de alinear a jugadores españoles como Rodri, Kepa, Enric García y Laporte. El alemán Tuchell no tuvo dudas y contó con Azpilicueta que es capitán del Chelsea y fue quien tuvo la fortuna y el honor de recoger la Copa de Europa. El City se quedó con las ganas después de haber protagonizado un campeonato de Liga extraordinario. A la hora de la verdad, el Chelsea, sin pretender jugar al toque como le gusta a Guardiola, basando su juego y su peligro en los contragolpes esporádicos ganó y pudo haber marcado algún gol más.
En parte estoy de acuerdo con Guardiola. En parte porque discrepo de algunas de las decisiones del seleccionador. Laporte, y Enric García puestos enfila no son mejores ni están más en forma que Albiol. Es ironía del destino que el seleccionador crea más en suplentes del City que en titulares del Villarreal. Aunque pueda parecer pesado insisto en que Parejo es mucho mejor que la mayoría de los centrocampistas que ha convocado. Y me atrevo a decir más: Asenjo es más fiable que cualquiera de los tres porteros de su lista.
Tal vez con estas elucubraciones me he salido del asunto del día, aunque no es desbarrar que sea muy discutible la lista de los llamados, que en este caso son realmente pocos los bien escogidos. De los seleccionadores es lícito discrepar y con ello, en ocasiones, se ejerce función balsámica porque avisar no es de traidores.
El Chelsea no era el favorito y ganó. Ocurrió como en el caso del Villarreal que también tumbó al favorito. Ahora la Supercopa de Europa la disputaran Chelsea y Villarreal que no contaban para las apuestas. En la final de Oporto hubo dos ejemplos de fútbol muy diferentes. A Guardiola no le salió su sistema y a Tuchell le brilló su fórmula de tener menos balón y crear más oportunidades de gol.
El Chelsea montó un formato de contención que el City fue incapaz de perforar. Los del barrio londinense se afanaron en labor de constante sacrificio. Hubo fútbol colectivo hasta el punto de que fue difícil adivinar quienes iban a jugar al ataque. En teoría la supuesta inferioridad técnica fue suplida por una mayor fe en la disputa de los balones, por el ardor en cada acción individual y la idea clara de cuál era su camino para la victoria.
Posdata. Luis Enrique aún tiene dos plazas disponibles. La presión de Madrid quizá le lleve a cubrir ambos lugares.