El fútbol, otra vez maná
En los años del franquismo, cuando algunos tildaban al fútbol de ser el opio del pueblo, este deporte era el maná del resto de disciplinas que se practicaban en el país. En los Presupuestos Generales del Estado no había un duro para el deporte. Todo salía del porcentaje de las quinielas que en aquellos años eran ingreso importante. De las apuestas se beneficiaban las diputaciones provinciales entre otros organismos. La Delegación Nacional de Deportes, que era la principal beneficiario del porcentaje quinielístico, repartía los dineros entre el resto de federaciones. La Federación Española de Fútbol, entonces no existía la Liga, acabó reclamando para sus clubes más dinero dado que se consideraban defraudados. Producían el maná y de este nos le llegaban más que migajas. A tal punto arribaron las discusiones que se acabó anunciando una huelga.
El fútbol nunca acabó con el mayor porcentaje de los beneficios de las quinielas (por cierto Franco cobró una de doce resultados) y cuando llegó la democracia las Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas comenzaron a sufrir grave deterioro. Ya no son lo que fueron y ni siquiera son noticia los ganadores de algún premio gordo porque ya no llaman la atención como aquél campesino vallisoletano, Gabino, que con treinta millones de pesetas se convirtió en personaje popular.
Estos recuerdos de lo que fue la España de la dictadura vienen a cuento porque el Consejo Superior de Deportes ha sellado la paz entre la Federación y la Liga con acuerdos en los que de nuevo el fútbol se ha convertido en el maná de disciplinas cuya economía no pueden soportar sus propias federaciones. Otra vez de los beneficios futbolísticos el CSD repartirá dineros entre federaciones con problemas económicos. El fútbol no produce dineros con las quinielas, pero si con las transmisiones televisivas y de ahí cobrarán quienes no son protagonistas de las mismas. Irene Lozano, ahora socialista y antes látigo de Rosa Díez contra el PSOE, se ha marcado un acuerdo que parecía imposible. Ella y Luis Rubiales han ganado. Javier Tebas ha perdido.
Posdata. En tiempos de Santiago Bernabéu, Amancio no cobraba más que el baloncestista Luyk.