Bale, por fin, en plan galáctico
Hasta el último minuto del primer tiempo los japoneses del Khasima no eran lo que el capitán uruguayo Obdulio Varela pensaba de ellos. Estaban más en la onda de Luis Aragonés que de estos y equipos similares, no hace muchos años decía que hasta hacen relojes. En los nipones lo de la relojería no se pone en duda dado el daño que han hecho al mercado suizo. Pero llegó ese instante en el que no se puede conceder la mínima ventaja al Madrid y Bale, que había estado en un ni si, ni no, apareció y logró el primer gol. Y después se pareció al galés galáctico que fichó Florentino Pérez. En la reanudación marcó otros dos tantos. Más noticia que el Madrid se clasificara para la final del Mundialito fue, en mi opinión, la reaparición triunfal de Gareth Bale quien puede que en ocasiones como esta incluso nos sorprenda pronunciando alguna palabra en español.
El Kashima avisó en el primer tiempo con dos ocasiones claras de gol y marró en ambas. Perdonar al Madrid es condenarse. Y ello a pesar de que durante la primera parte el fútbol había sido para no malgastar la siesta. Hubo falta de tensión, momentos en que pareció que era partido amistoso. Como mucho, propio de torneo de verano.
Cambió el panorama cuando un fallo garrafal defensivo de los japoneses permitió a Bale lograr la segunda diana. A partir de ese instante, el Madrid pareció recuperar más ansias de victoria y al Kashima se le hizo de noche. Tanto que cuando aún no se había lamentado suficientemente por su tremendo fallo le llegó el tercero en jugada en que Marcelo le pasó la pelota a Bale, en bandeja de plata, para que este se volviera a lucir. El encuentro era ya para dedicarse a los brindis a los pocos madridistas que han acudido a ver este torneo.
Solari decidió relevar a Bale, no era cosa de que en las celebraciones se volviera a lesionar y acudió a Asensio para el relevo. Ocurrió que el mallorquín tardó pocos minutos en lesionarse y el cambio fue obligado. Casemiro reapareció y no tuvo que forzarse en demasía. Con anterioridad, Lucas Vázquez, siempre luchador, dejó su puesto a Isco. Solari le regaló veinte minutos para que no se le volviera a preguntar las razones por las cuales ningunea al malagueño.
No hubo más anécdota final que el gol de los japoneses para lo cual fue necesaria la intervención del VAR. El partido acabó siendo placentero. Ahora queda la final contra un conjunto árabe que ha sido capaz de eliminar al River Plate. No parece que haya problemas para revalidar del título.
Posdata. Mourinho ha sido destituido en el United. Pongámonos en lo peor.