El Madrid no cuenta últimamente con la efectividad de Cristiano. El denominado 'The Best' no está aunque se le espera. El muchacho se esfuerza en tirar a gol y tiene la puntería tan desviada como las escopetas de feria. Pero es exagerado afirmar, como ha hecho alguno, que esté empezando un ligero declive. No osaré formar parte de quienes alientan tal posibilidad, porque además de que ello no es cierto, al menos todavía, es ganarse el anatema de los defensores a ultranza del portugués. Encima el Madrid ha hallado la solución a las ausencias de éste con 'Cristiano Ramos'. El andaluz es quien sale al rescate y lo hace ya con tanta frecuencia que el madridismo tiene en él el parche Sor Virginia y el agua de bolitas, (no me atrevo a citar el Vichy Catalán con el fin de no levantar ampollas), para facilitar las digestiones cuando se va al Bernabéu con el estómago todavía haciendo sus funciones.

El Madrid no fue muy superior al Málaga. De haber acabado el partido en empate, aparte de titular la crónicas como sorpresa, habría habido razones suficientes para justificar la igualada. El Madrid tiene jugadores en crecimiento como Varane, la polivalencia y la eficacia en Nacho, futbolista para todo, las internadas de Lucas Vázquez y los remates de Sergio Ramos. Sin embargo, se advierte inseguridad. Empezando por Keylor Navas, que de vez en cuando no sale con decisión en situaciones de peligro.

En vísperas del encuentro se castigó a Danilo, de quien se llegó a decir poco menos que sobra en el club. Zidane, en conferencia de prensa, lugar en el que siempre encandila a los reporteros por su bonhomía, preguntado por Danilo, a quien se suponía que no iba a jugar, el entrenador fue tajante: “Confío en Danilo al cien por mil”. Llegó la hora del partido y Danilo no apareció. Se lesionó Marcelo y Nacho pasó a la izquierda y de lateral derecho quedó Lucas Vázquez. Danilo no le sirvió ni para recambio tan natural. Recordando el debate de dos ilustres políticos cabría decir: "Zinedine, mientes y los sabes".

Posdata. El Valencia, a pesar de Lim, renace con un entrenador de la casa, Voro, y un jugador de la cantera, Soler.