El Valencia se defiende de los cuentos chinos
El Valencia está pasando por la peor época de su historia. La venta de la mayoría de las acciones a un chino singapurés, que sólo pretende hacer negocio, ha llevado a la sociedad al descrédito y al equipo de fútbol a situación tan dramática que está luchando por huir de los puestos de descenso a Segunda. El Valencia parece que deportivamente se está recuperando y ello gracias a un entrenador de la casa, que siempre que ha sido requerido ha sido el bombero que ha apagado el incendio. Voro no era el hombre que pretendía la dirección, pero tras la destitución de Pako Ayestarán y la dimisión de Cesare Prandelli, sin invertir un euro más, se está camino de la salvación.
Lim ha sido individuo preocupado por establecer en Valencia un chiringuito para sus negocios. Ha sido autor de cuentos chinos. Futbolísticamente, se asoció con Jorge Mendes, quien hace años con sus jugadores enviados al Deportivo logró que este club descendiera a Segunda. En Mestalla han hecho fichajes desorbitados y han contratado jugadores de medio pelo. Los buenos los han vendido y han hecho caja. Han sido los casos de Otamendi, Mustafi, una de las mejores defensas de la Liga española, André Gomes, Alcácer, Javi Fuego y Piatti, entre otros. Y Negredo cedido. En la actual campaña ingresaron más de cien millones de euros en ventas y las incorporaciones, salvo Nani, fueron jugadores cedidos o de escasa cotización en el mercado.
Lim ha sido una desgracia más en el fútbol español que se ha nutrido, en algunos casos, de inversores cuyos proyectos deportivos han carecido de sentido. El anterior presidente del club, Amadeo Salvo, logró convencer a los miembros de la Fundación para que votaran a favor del proyecto de Lim que, como se ha demostrado, no era el mejor. Lim prestó treinta millones de euros al Atlético de Madrid y cuando terminó el plazo para recuperarlos pidió a la directiva colchonera que en lugar de dineros quería acciones de la entidad. Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil prefirieron pagarle y que se fuera a otra parte. El Valencia, por culpa de Salvo, no aceptó la propuesta de Wanda Jianlin, que depositó cuarenta millones en el Atlético sin pedir un miembro en el consejo de administración. Al Atlético le ha ido bien con Wanda que ahora, como han hecho otros inversores poniendo los dineros encima de la mesa, se ha quedado con parte del nombre del nuevo estadio. Lim no ha podido hacer lo mismo porque en el nuevo Mestalla, que se comprometió a terminarlo, no ha movido un ladrillo. La adquisición del Valencia la hizo pactando pagar a plazos la deuda con Bankia.
Posdata. La enfermería del Madrid está a tope. En ocasiones es consecuencia de la disputa de muchos partidos sin hacer rotaciones.