Es pronto para lapidar a Cristiano
Cristiano está triste. Hay que preguntarse como por la princesa: ¿qué tendrá? Han bastado tres actuaciones desafortunadas para que se ponga en cuestión su juego, su motivación, y con ello se ha llegado ya, por medio de encuestas, a preguntarse si no ha llegado el momento idóneo para su traspaso. El fútbol vive de vaivenes y quien ha sido considerado el mejor del mundo, por detrás de Messi, se entiende, empieza a tener socios madridistas que se plantean el análisis de sus recientes actuaciones y ponen en cuestión su continuidad.
De pronto, al personal civil le han asaltado las dudas. Cabría preguntar a quienes ponen en solfa al jugador a quién ficharían para cubrir su baja. Ya se sabe que en Madrid se está alimentando la posibilidad de contratar a Neymar, pero ello no va más allá, de momento, de ser maniobra para desestabilizar al jugador y, de consuno, al Barça.
Al portugués se le achaca debilidad ante los grandes equipos mientras que contra los medianos es capaz de hincharse a marcar goles. Es cierto que, estadísticamente, se le pueden echar en cara actuaciones poco brillantes en los momentos en que el equipo más lo necesita.
Las comparaciones son más que odiosas cuando se ofrecen contrastes que molestan al protagonista y encocoran a sus fieles. Mencionar a Messi es hacerle pasar por situaciones angustiosas. El argentino es más que un goleador. Juega solidariamente y Cristiano está obsesionado por el triunfo personal. La diferencia fundamental entre ambos radica en el hecho de que Messi es capaz de arrastrar a sus compañeros hacia la victoria y el portugués lucha por su brillo personal. Los triunfos no dependen únicamente de los goleadores. El conjunto vence por la lucha cohesionada. Messi está en esta idea mientras que Cristiano ha nacido para ser ídolo individual.
Con todos cuantos argumentos puedan poner sobre la mesa los ahora casi enfurecidos madridistas, conviene que recapaciten. Su salida dejaría un hueco casi imposible de cubrir. Es pronto para su lapidación. Aún le queda recorrido para festejar notables actuaciones.
Posdata. Florentino tiene razón. Son innecesarios más fichajes. ¿Caben más estrellas en Valdebebas?