Blatter no se siente responsable de su mafia
Michel Platiní, presidente de la UEFA, ha sido contundente al decir que Josep Blatter, actual presidente de la FIFA, que se presenta a la reelección, debe marcharse. Platini es de los que aspira a ser su sucesor aunque en la presente ocasión no haya logrado poner su candidatura en circulación. El mandatario europeo ha sido durante mucho tiempo opositor al sistema seguido por el veterano dirigente. En la presente ocasión el razonamiento es simple. Si el FBI ha descubierto la corrupción en el fútbol, y en ella están complicados directivos de federaciones y Confederaciones de América, lo razonable sería que renunciara a la reelección. Tampoco en el fútbol las máximas autoridades se hacen responsables de los desaguisados de sus colaboradores. Está tocado por su mafia.
El fútbol internacional ha estado dominado por intereses económicos de diversas multinacionales. En tiempos del brasileño Joao Havelange, los repartos de votos para la concesión de sedes se sabe que estaban dirigidos por quienes ponían dinero sobre la mesa. Durante años hubo un hombre, Addi Dassler, que tuvo tanto poder como Juan Antonio Samaranch en el Comité Olímpico Internacional o el citado Havelange. Durante la celebración del Mundial de México en 1986, en una reunión con dirigentes de Adidas, uno de ellos, sin dar importancia a la cosa afirmó que toda final del campeonato tenía siempre un equipo nacional con equipación de Adidas.
Durante años ha sido frecuente que el delegado de esta firma o de otras competidoras en un país fuera un hombre instalado en el COI o la FIFA. La competencia ha sido tan enorme que para captar votos las grandes empresas de ropa o zapatillas han hecho grandes regalos a federaciones y comités olímpicos nacionales. Ciertamente en muchos países, especialmente los africanos, los equipos juveniles han vestido gracias a la generosidad de las marcas. Esta generosidad se ha traducido muchas veces en votos.
Samaranch tuvo que hacer limpieza en el COI porque se demostró que para la elección de determinadas sedes, Salt Lake City, por ejemplo o Atlanta, los comités organizadores fueron oenegés para la suma de votos.
El FBI, siguiendo lo mandado por la Fiscal General del Estado, Loretta Linch, ha cursado órdenes de detención de siete dirigentes de la FIFA y ha añadido a la cuenta, para seguir investigando a otros catorce. Entre quienes han de declarar, no como imputados, hay personas que hasta ahora eran de reconocida solvencia moral. Entre los citados está Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol. No figura como posible implicado. Su testimonio tal vez sea importante dado que debe tener conocimiento del modo en que se desarrollan ciertas campañas.
Los denunciados por el FBI son amigos y conocidos de Blatter y Villar.