El mercado ha comenzado a moverse. El Madrid se adelantó con el fichaje de Danilo, lateral derecho que en teoría llegará para mandar a la suplencia a Carvajal. El Valencia, forzado por las circunstancias, tiene que contratar un portero tras la grave lesión de Alves y ya se ha hecho con los derechos del lateral Cancelo, jugador que dicen que tiene futuro. Al Villarreal le sucede lo mismo con la operación del guardameta Asenjo. El Barcelona se ha topado con una sanción que le impide fichar y al tiempo parece que se queda sin el brasileño Alves que quiere mejor sueldo. El Real Madrid no tiene angustias en la contratación y, sin embargo, se la ha planteado con el despido de Carlo Ancelotti, el entrenador más apreciado por la plantilla.

Hasta el momento presente todo son maniobras de distracción y operaciones forzadas. El gran movimiento está por llegar. El Madrid, por ejemplo, se quedará sin Khedira lo que ya estaba presupuestado. No sería extraño que también se diera la boleta o cediera algún jugador como Jesé, que iba destinado a ser gran figura nacional y, tras la lesión, ha quedado para minutos intranscendentes, Illarramendi no ha cuajado y también puede estar en la puerta de salida. El año en blanco va a obligar a fichar alguna estrella mediática.

Florentino está convencido de que despedir a Ancelotti le forzará a echar las redes para traer al Bernabéu a la última gran estrella. La teoría del presidente ha sido siempre la de presumir de que todos los mejores del mundo aspiran a jugar en Chamarín. Ahora, no se suspira por un gran delantero porque tiene tres que valen un Potosí. Pero no tienen las espaldas bien guardadas. Los tres mosqueteros precisan un par de centrocampistas que creen juego y les provean de balones para lucirse. Con la vuelta de Modric no bastará.

La plantilla necesita fondo de armario para que el entrenador no se vea obligado a alinear casi siempre a los mismos lo que resta fortaleza a finales de temporada. La casi imposibilidad de hacer rotaciones es lo que carga de problemas físicos a los futbolistas. Con más plantilla a que recurrir se taparía la boca al equipo médico.