Ancelotti no merece despido improcedente
Carlo Ancelotti es un gran profesional, laureado y, además, un hombre educado que no ha dado que hablar mientras ha estado en el club. Goza de gran prestigio en toda Europa. En Madrid, hasta Cholo Simeone se lamenta de la posibilidad de que el Madrid le dé la boleta. Ancelotti ha ganado una Copa, una Liga de Campeones, la ansiada, anhelada y deseada décima y un Mundialito, pero ello no basta. El currículo del entrenador del Madrid ha de tener más historial. Su salida sería despido improcedente.
Las notas del entrenador madridista nunca se sabe en qué punto debe estar para asentarse. Ni siquiera bastan los sobresalientes. Del Bernabéu han salido disparados desde Vicente del Bosque, del que se dijo que tenía un librito obsoleto y había ganado Liga y copa de Europa, no pararon en el banquillo Jupp Heynkes y Fabio Capello que ganaron la Liga. Ancelotti sabe ya que el club le ha retirado su confianza. El melifluo Butragueño, nunca dice nada, en declaraciones tras el partido de Cornellá pronunció un “ya veremos” que fue todo un síntoma.
Los jugadores le apoyan y votan por su continuidad. Tiene contrato en vigor y para el despido el Madrid tendrá que satisfacerle sus honorarios como si ejerciera toda la temporada. Decirle adiós e indemnizarle no es problema. No es cosa de dineros, ni del trago de anunciarle el finiquito. Para el Madrid hay otro problema añadido y no es otro que buscar sustituto. No es fácil porque para ocupar plaza en el Bernabéu hay que llegar con toda clase de pronunciamientos favorables. Al Madrid no puede arribar un entrenador que no goce de prestigio. El club necesita gente a la que poner alfombra roja. Otra cosa es la de esparto de la despedida.
Por el Madrid han pasado entrenadores de diversa condición humana, incluido el espécimen Mourinho, y todos los triunfadores han acabado por conocer la ingratitud. En eso estamos.