El Madrid desnudó al Barça
El Real Madrid desnudó el Barça y en cueros se le vieron todas sus carencias. El equipo barcelonés ha cometido el error de creer en la permanencia de su poderío, no ha renovado el equipo y el carné de identidad ha comenzado a pesarle en demasía. Aún cuenta con Messi, aunque está en plan conservador. El poderoso juego de posesión de la pelota se ha desmoronado. El Madrid, impetuoso, vertiginoso y de juego vertical, ha puesto sobre la mesa sus cartas credenciales para el título de Liga.
Carlo Ancelottti tuvo la fortuna de tener a Bale lesionado lo que le ayudó a creer en la fortaleza del centro del campo con James, Isco, Kroos y Modric para ganar el balón e impedir que el Barça lo poseyera y desde tal posición se acercara con peligro a la meta de Casillas. Cielos y tierra acompañaron en su gran labor al equipo ganador porque hasta Casillas hizo su reaparición triunfal. Volvió a parecerse a sí mismo y bastaron dos paradas para que su equipo no cayera. Ganaba el Barça por el gol de Neymar y Messi tuvo el segundo en sus botas. Apareció Casillas y frustró el tanto. Mathieu, errático en la banda izquierda, lanzó un disparo tremendo a la escuadra y Casillas volvió a volar para evitar la diana.
El equipo barcelonés se enmarañó cerca del área y no logró volver a sorprender a los zagueros madridistas. Atrás, con Piqué que no está en lo que celebra y, encima, hizo un penalti, la meta fue batida en tres ocasiones. Cada ataque madridista fue un peligro. Cada parsimoniosa y empalagosa jugada de toques repetidos y horizontales, de los azulgrana asustaron pocas veces al guardameta madrileño.
Luis Enrique se jugó la baza de alinear a Mathieu en el lateral para ganar altura en el equipo y erró. Jordi Alba habría cumplido mejor por la zona. Mathieu también habría jugado mejor en el centro de la zaga donde suele defenderse y, sobre todo, si en lugar del errático Piqué hubiera contado con Bartra. Ello habría permitido a Mascherano, el mejor del equipo, adelantarse a la zona media para tratar de equilibrar el poder de los cuatro madridistas.
Luis Enrique no sólo no corto orejas en su alternativa, sino que se tuvo que marchar del Bernabéu entre la indiferencia. El Barça no ha hecho los deberes a la hora de reforzar el equipo como exigía la caída de más de uno de sus futbolistas gloriosos. Alves, Piqué y Busquets ni se parecen. Xavi, pese a su veteranía, aún tiene dotes de mando si no está en tanta inferioridad como ocurrió el sábado. Iniesta ya no fue el mismo la pasada temporada y esta vez hasta dio un pase de gol al Madrid.
Luis Suárez exhibió buenos detalles, pero no contó con ayudas para lucirse como se espera de él. Messi no va a competir este año con Cristiano. Ni por la Bota de Oro ni por el Balón. Al tiempo.