Ancelotti sale villano del Camp Nou
Los partidos Barcelona-Madrid comienzan siempre un mes antes, incluso el día del sorteo del campeonato y no acaban en el día. Como mínimo tienen octava. Lo sucedido en el campo da para portadas de periódicos, grandes programas radiofónicos y numerosos telediarios. Hay que aceptar sus consecuencias como consecuencia lógica. Si no se habla de la belleza de los goles hay que hacerlo de la maldad de los árbitros. Sobre todo, los perdedores. El partido, al margen de las naturales y habituales polémicas, tiene en Madrid un villano: Carlo Ancelotti. La alineación ha sido más que discutida. Salir con el pánico indisimulado, es decir, con tres defensas centrales para que uno de ellos, Ramos, ejerciera de aduanero en el centro del campo, fue signo de sentimientos conservadores al estilo tradicional italiano.
Es cierto que hubo dos penaltis que el árbitro internacional navarro Undiano Mallenco, que lleva dos temporadas a la baja, no sancionó. Pero fue uno en cada área. En este aspecto no hay favor para nadie. Quizá el único que se salvó de castigo fue Sergio Ramos. Hay opiniones que consideran que merecía la expulsión y quizá esa fue una de las razones por las cuales su entrenador lo mandó al banquillo antes de que tal desgracia sucediera.
Ancelotti renunció a poner sobre el césped la peligrosidad de sus atacantes. Di María, Cristiano y Bale no tuvieron la debida asistencia para buscar el gol. El galés fue alineación política. Parece como si hubiera necesidad de contar con él aunque no esté en forma, para justificar los cien millones de su traspaso.
El Barça fue muy superior durante todo el primer tiempo. Jugó a su manera. No cambió el sistema porque se ha dicho repetidamente que el mismo es innegociable y Martino no osa arremeter contra el toque. El Madrid mejoró cuando entró en el campo Illarramendi. Hasta entonces el control del balón y de los espacios había sido azulgrana. Llegaron tarde los cambios. También Benzema ofreció prestaciones distintas a la de Bale y Jesé fue el autor del gol que difuminó el resultado.
En el Barcelona todos los jugadores, titulares y quienes entraron durante el partido, ocuparon sus puestos naturales. En el Madrid existe la duda metafísica sobre el conocimiento que Ancelotti tiene de sus jugadores. No es de recibo que, además de no haber encontrado una fórmula que guste, haya jugadores a la deriva porque se les encomiendan misiones a las que nunca se han dedicado.
El Barça está ahora a seis puntos, pero se le nota un descenso notable con Messi irreconocible. El Madrid tiene jugadores capaces de tirar hacia arriba. La Liga es larga.