El desplante al Rey, definitivo
Estaba cantado que Madrid y Mourinho vivían divorciados. El desplante al Rey en la final de Copa ha acelerado el anuncio de la separación. Se sabía que la situación era insostenible y que era necesario pactar la salida. Al Madrid le interesaba que se marchara y a él le apetecía regresar al Reino Unido. Estaba previsto que la separación se haría al final de temporada y no ha habido más remedio que anticipar los tres cuartos al pregonero.
En la directiva madridista se habían tragado sapos constantemente. Para Florentino Pérez la situación era cada vez más insostenible. El acuerdo mutuo existía, pero no se deseaba hacerlo público porque quedan dos partidos del campeonato liguero. La noche de la final fue definitiva. Insisto, más que por la derrota, dolorosa, fue por el desplante, por no acudir a recibir del Rey la medalla de subcampeones. No lo hicieron el entrenador y Cristiano. Ambos habían sido expulsados, y ello no era razón suficiente.
Para emponzoñar más la cuestión acudió al palco Karanka, un segundón, y con chándal. Cholo Simeone recogió su galardón con traje y chaqueta. Y Pepe, cuya fama de hombre violento le acompaña, hasta le hizo una reverencia a la Reina. Mourinho se contentó con el desplante. Fue el feo de un empleado de un club que en su título es Real.
Florentino Pérez trató de quitar hierro a la cuestión y ponderó el trabajo del entrenador. No es sostenible que diga a estas alturas de la función que Mourinho ha devuelto al Madrid al lugar que le corresponde. En tres años una Liga y una Copa del Rey. Tres semifinales de Liga de Campeones es victoria pírrica. Del Bosque salió con dos semifinales y dos Ligas de Campeones.