Mourinho ha dividido el Bernabéu
El Estadio Santiago Bernabéu comienza a estar muy dividido. El Artífice de tal circunstancia no es otro que José Mourinho. Es probable que el portugués piense aquello de que lo importante es que hablen de uno aunque sea para bien. Es tal vez posible que dada su manera de ser, y de la que está convencido de que es la buena, le parezca de perlas que el personal se pelee por él.
En el estadio madridista hay individuos que le aplauden y le jalean sus excentricidades. En las gradas hay personas que no comulgan con los métodos que emplea su responsable técnico. En los graderíos hay también caballeros y señoras a quienes no convencen los sistemas futbolísticos y reacciones personales de Mourinho.
En partido de Copa contra el Alcoyano se hizo patente la división. Mientras los partidarios de la algarabía y el radicalismo quisieron convencer de que cuentan con el mejor técnico posible, los amantes del pacifismo y el buen fútbol, sobre todo del buen juego, respondieron a los provocadores de siempre.
El juego del Madrid no gustaba el año pasado, pero ganó la Liga y derrotar al Barcelona, que parecía invencible, fue balsámico. Las victorias difuminaron la ramplonería del espectáculo. Esta temporada continúa como en la anterior haciendo del contragolpe, al igual que los modestos, su mejor arma, con el inconveniente de que ahora faltan las victorias.
El Madrid se ha clasificado para octavos de final de la Liga de Campeones, pero segundo de grupo y con los peores resultados de los cuatro españoles participantes. En Liga está a ocho puntos del Atlético y once del Barça. Al público ya no se le engaña con polémicas e insidias. El Bernabéu no sólo quiere un equipo que marque goles, sino que los consiga de manera más artesanal que la actual.