El fútbol, mazazo negativo en la Villa Olímpica
La delegación olímpica española ha sufrido golpe de efecto negativo con la eliminación de la selección de fútbol. Los buenos resultados de baloncesto, balonmano, waterpolo y hockey, no han conseguido empañar la desilusión sufrida. Se contaba con que los futbolistas aportarían una de las medallas y han conseguido que en la villa olímpica incluso haya surgido alguna voz crítica apuntando que el fútbol no debería ser olímpico.
Tal y como avanza el programa de los Juegos se van produciendo las eliminaciones de españoles y españolas en disciplinas como yudo, tiro con arco, tenis, tenis de mesa, tiro y natación. Pero ninguna tan dolorosa como la del fútbol.
La selección reforzada con Jordi Alba, Javi Martínez y Juan Mata se presentó como una de las grandes favoritas. Incluso se había recomendado la conveniencia de pasar primera en la ronda inicial con el fin de evitar el cruce con Brasil. Este objetivo al menos se ha cumplido. No habrá final adelantada. Ni final deseada.
España ha jugado en un grupo al que se podía considerar de amigos. Japón, Honduras y Marruecos eran víctimas propiciatorias. Y ocurrió todo lo contrario.
España tal vez ha sido víctima de prepotencia. Probablemente, los jugadores pensaron que con tan solo anunciarse iban a obtener la victoria. En dos partidos ni un solo gol. En dos partidos, incapacidad para remontar y lograr, al menos el empate. Ahora, como castigo a su perversión, han de jugar el último encuentro contra Marruecos sin nada en juego. No es el partido de consolación. Es, simplemente, la humillante despedida a que se han hecho acreedores. Los marroquíes, que aún tienen posibilidades, de clasificarse lucharán y pondrán todo su coraje frente a futbolistas marcados psicológicamente por la derrota. Son la selección que deshonra a las demás, todas ellas campeonas. Son la selección que ha hecho pensar que sentirse invencibles tiene malas consecuencias.
En estos casos hay que buscar responsables y si el técnico Luís Milla va a tener su parte alícuota, la mayoría de los jugadores han de cargar con actuaciones poco acordes con la categoría que se les ha otorgado. Dentro del desconcierto general, Juan Mata se comportó como profesional que se resiste a perder. Fue quien más veces intentó el gol y quien luchó incluso buscando balones en la zona que no le es propia.
Milla quizá no acertó con las alineaciones. Tal vez debió jugar más Rodrigo y quizá la presencia de Ander Herrera era más necesaria al comienzo de los partidos. Al equipo le faltó cohesión. Ni se pareció futbolísticamente a las otras selecciones. Ni tuvo el balón ni supo conservarlo.