La Reina viste en Londres traje deportivo de gala
La reina doña Sofía presidió ayer el acto de inauguración de la Casa de España. Doña Sofía, acudió vestida como las deportistas españolas, pero no con la ropa de competición, sino con falda roja y chaquetilla amarilla ceñida.
Sorprendió que vistiera de manera deportiva, aunque de gala, y los responsables del Comité Olímpico Español manifestaron que fue deseo de la propia Reina acudir con uniforme oficial.
José Ignacio Wert, ministro de Educación Cultura y Deportes, no se atrevió a pronosticar. En el acto de inauguración de la Casa de España, y con cierta ironía, dijo que no quería quedarse corto. Fue el más optimista de la reunión.
Doña Sofía asistió el jueves al acto organizado por la embajada en el que Federico Trillo la hizo campeona olímpica en vela. Doña Sofía le recordó que fue su hermano y no ella. Trillo hizo una rectificación a su estilo. Le faltó el ¡viva Honduras!
En la Casa de España, hubo presencia de miembros del Comité Olímpico Internacional, a los que atendió Juan Antonio Samaranch Salisachs, elegido el jueves miembro de la Comisión Ejecutiva del COI. Samaranch hijo fue haciendo campaña a favor de Madrid 2020. Entre ellos tuvo que dedicar atención al príncipe Alberto de Mónaco de quien se espera que en septiembre del próximo, en la elección de la sede del 2020, no vuelva a preguntar por la seguridad en España como hizo en Singapur.
El presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola, siempre proclive a los anuncios grandilocuentes, y siempre fallidos, se limitó a decir que espera muchas medallas en la delegación española. Entre los miembros de la delegación española no hay excesivas ilusiones. La teoría general está situada, como gran premio, en las quince medallas.
Ayer, a las 8,12 sonaron cuarenta campanadas en el Big Ben. Fue el anuncio del comienzo de los Juegos. Al mismo tiempo doblaron las campanas de los parlamentos de Escocia, Irlanda del Norte y Gales. Todo el Reino Unido se dispuso a celebrar el magno acontecimiento en el que, además de la brillantez de los actos, aguardan con ilusión la conquista de gran número de medallas.
Es tradicional que el país organizador, incluso cuando no es de los más habituales en los podios, mejore sus intervenciones cuando juegan en casa. Ocurrió en Barcelona donde se estableció el record español con la conquista de 22 medallas. En las ediciones posteriores no se ha logrado superar el número y ni siquiera igualarlo. En Atenas se llegó a las diecinueve preseas.
En Londres no se espera que los españoles lleguen a los quince podios. La derrota de la selección de fútbol ante Japón ha creado cierto pesimismo. La ausencia de Rafael Nadal rebaja las opciones claras en tenis. Las lesiones de los ciclistas españoles en el Tour, especialmente Óscar Freire y Samuel Sánchez han hecho perder la fe en este deporte. En ruta podrían dar la batalla Alejandro Valverde y Luís León Sánchez, incluso Fran Ventoso que ha llegado más fresco que el resto, pero la realidad se decanta hacia el equipo británico con Wiggins y Fromee, primero y segundo en el Tour y especialmente, en Cavendish, el gran especialista en las llegadas y para quien parece destinadas la prueba que no ofrece dureza en el recorrido.
Hoy las campanas deben doblar en homenaje a Cavendish.