La Liga tiene media lagartijera. El Barcelona la pifió en su salida a Villarreal y se ha quedado a siete puntos del Madrid. Aunque cabe argumentar que queda mucha Liga recuperar siete puntos hoy es pura utopía. La razón es simple: el Madrid es más fiable y será difícil que pierda algún partido.

El equipo barcelonés comenzó a dar síntomas de vulnerabilidad fuera de casa y aunque ganó en el Bernabéu, en Liga y Copa, sufrió para vencer en Granada, perdió en Getafe y a estas alturas además de sumar cuatro empates fuera, ha perdido más puntos de los que desaprovechó a lo largo de toda la campaña anterior.

El Madrid no ha gustado mucho a los suyos aunque siempre dije que, al final, la calidad del fútbol queda marginada en las  apreciaciones futbolísticas si llega el triunfo en el campeonato. El Barça ha venido jugando más bonito y el Madrid ha sido siempre más efectivo.

A los barcelonistas les cuesta ganar los partidos ante adversarios   inferiores. El Madrid solamente sufre con el Barça. A los demás, en la mayoría de los casos, les golea. Los azulgrana se han apuntado todas sus grandes victorias en el Camp Nou y se ha dado el caso de que Messi se pasó medio campeonato con un solo gol fuera de casa.

El Madrid, con todas las contradicciones que presenta por los caprichos de su entrenador, tiene la pegada del peso pesado que sale al ring a dejar fuera de combate al adversario. El Barça con tanta exhibición de fina esgrima le cuesta ganar y ello le ha llevado a tener tan notable desventaja que parece hasta prudente pronosticar que tiene el campeonato perdido.

El Barça padece la baja forma de Messi, la inexplicable inseguridad defensiva de Piqué, la ausencia por lesión de Iniesta, el cansancio mental y físico de Xavi y la inseguridad de Busquets, tal vez también cansado.

Todos los equipos pasan por ciclos de depresión. A los azulgrana se les ha venido encima en momentos en que había que sostener la distancia con el Madrid para aspirar a renovar el título. Da la impresión de que sus segundas partes nunca son buenas y de ahí empates como los de Anoeta, Cornellá-El Prat y El Madrigal.

Al equipo le falta velocidad en el camino hacia el gol y su salvador constante, Messi, está fuera de punto. El Madrid solamente falla ante el Barça pero la Liga se gana contra todos los demás y ahí está su ventaja. Al final le va a importar un rábano no superar a su gran adversario. A este paso el clásico del Camp Nou llegará descafeinado.

Al Barça le quedan la Copa del Rey y la Liga de Campeones. La española puede empezar a darla por perdida.