Mourinho ha quemado el equipo
Los madridistas que ayer se fueron, para seguir la tradición, a llorar a los Paúles, debieron pedir que sonaran las campanas porque el entrenador de su equipo tras perder en Pamplona dijo que no tenía nada que reprochar. Tal afirmación impropia de quien siempre busca coartadas, crea enemigos y sale por los cerros de Úbeda, es para celebrar.
Que José Mario dos Santos Félix no tenga que cargar contra nadie la derrota tal vez es el modo de decir que no hubo culpables. Quizá quiso salir del Reino de Navarra sin armar alboroto para que nadie le reproche la alineación inicial y los cambios a que recurrió para intentar remediar al desastre.
Estaba previsto que Osasuna jugara con once camachitos y José Mario se dijo que lo mejor era oponer fuerza en el centro y de ahí que colocara a Khedira y Lass, y con ello renunciara a tener alguien que manejara el balón aunque tuviera menos fuerza física como habría sido el caso de contar con Granero.
El entrenador madridista se hizo un lío y su reacción no fue la más eficaz. Recurrió a Xabi Alonso que había padecido fiebre, llamó a Kaká, quien primero no estaba y ahora se le espera poco, y finalmente, le dio paso a Adebayor para que el equipo jugara con dos nueves. Dejó a cambio a Khedira en la defensa que para tal caso no es mejor que Albiol a quien sacrificó.
Cuando un entrenador juega a la desesperada es porque trata de remediar el error anterior. No fue idónea la alineación del comienzo, ni tuvo gran sentido el cambio posterior. Fue casi peor el remedio que la enfermedad.
El entrenador del Madrid ha abusado de la presencia de los mejores en el campo y algunos están cansados. Es el caso de Cristiano Ronaldo, quien lleva dos partidos sin parecerse a sí mismo, y el de Di María a quien le falta fuelle y necesita descanso.
Jugar a cobrar ventaja al comienzo para poder reposar después, como hacen algunos entrenadores en equipos modestos con el fin de tener colchón con el que valerse para evitar el descenso, es con otra visión en el caso madridista, operación fallida. El equipo está quemado en parte y, encima, a siete puntos del Barça.