Los aficionados a los videojuegos más veteranos posiblemente recordarán a Bonk, clásico personaje más conocido en Japón como PC-Genjin o bajo el apodo de BC Kid en territorio europeo. Se trató de la mascota de PC Engine, la legendaria consola japonesa de Hudson Soft, y protagonizó varios juegos de lo más adictivos. Si bien triunfó en su época, con el tiempo acabó quedando en el olvido. Muchos de sus juegos se cancelaron y la saga se metió directamente al congelador de Hudson.
En 2011 estaba previsto el lanzamiento de Bonk: Brink of Extinction para PlayStation 3, Xbox 360 y Wii, pero el juego quedó cancelado y la empresa desapareció. Aunque esta edición del niño cavernícola nunca llegó a ver la luz del día, nosotros sí que pudimos jugar en su momento gracias a una beta que estaba disponible en la consola Xbox 360 en su versión debug. Así que vamos a hacer uso de la memoria para contaros qué es lo que podría haber ofrecido el juego.
Un niño con la cabeza muy dura
En la versión japonesa, el apodo de PC-Genjin tiene cierto sentido, dado que las siglas PC vienen de Pithecanthropus Computerurus, la especie ficticia a la que parece pertenecer el personaje. Pero le conocemos con el nombre de Bonk, y es así como iba a volver al mercado con este juego cancelado. Este niño, de cabeza bien dura, utiliza tanto la cabeza como la frente para golpear a sus enemigos, aunque también tiene otros muchos recursos bajo la manga. El niño tiene un montón de juegos en su currículum, y algunos de ellos se han convertido en grandes clásicos del género de las plataformas.
La jugabilidad de siempre con algunas novedades
Bonk: Brink of Extinction recuperaba la esencia de la saga y la adereza con un buen puñado de novedades. La base era muy simple: avanzamos a través de escenarios en plano de tipo 2D mientras eliminamos enemigos, recolectamos objetos y buscamos caminos ocultos. Es el típico juego de plataformas de toda la vida, con algunos jefes de nivel y mucha acción. Bonk puede golpear con su frente, lanzarse al aire y caer en picado con la cabeza, dar empujoncitos en el aire para llegar más lejos con sus saltos, y usar elementos del decorado a su favor (como plantas carnívoras que le comen y le escupen en la dirección que queramos). El juego es rico en detalles y cuenta con multitud de nuevos movimientos que irán apareciendo a medida que avancemos a través de los niveles.
Pero además de golpear con su cabeza, Bonk tiene otros recursos. Mediante una energía viscosa de color verde, el héroe tenía la oportunidad de usar transformaciones que vaya encontrando por el camino. La primera le daba el poder de congelar a sus enemigos. Haciendo esto, podíamos subirnos en los bloques de hielo que formen los oponentes y ascender así a lugares alejados del decorado. Hay algunas transformaciones originarias de otros juegos, y otras totalmente nuevas. Por ejemplo, la segunda transformación que Bonk recibía en Bonk: Brink of Extinction le permitía lanzar bolas de fuego mientras llevaba la cabeza en llamas. A esto hay que añadir los potenciadores que convertían a Bonk en una versión más prehistórica y poderosa de él mismo, como también ocurría en las ediciones originales.
Un poco de scrabble
Una de las características más curiosas de Bonk: Brink of Extinction es la posibilidad de conseguir potenciadores, objetos y otros elementos formando palabras en el menú de elección de nivel. Lo hacíamos utilizando las letras que hayamos encontrado. En realidad, íbamos acumulando tantas letras como podíamos sin parar de recolectar en ningún momento. Estas letras estaban esparcidas por las pantallas, y no eran precisamente fáciles de encontrar. Con las letras recogidas había que entrar al menú y escribir palabras. Si escribíamos una palabra correcta, perderíamos las letras utilizadas, pero a cambio obtendríamos un potenciador u objeto especial. Para saber qué palabras debíamos escribir solo teníamos que fijarnos en los decorados, dado que contaban con algunos garabatos muy reveladores.
El juego perdido que nunca verá la luz
Bonk: Brink of Extinction basaba su jugabilidad en el desarrollo de niveles de duración más bien breve, donde saltábamos, recolectábamos objetos, dábamos vueltas para encontrar caminos ocultos, y eliminábamos enemigos muy variados. En algunos momentos encontrábamos lugares especiales, como una puerta en la cual invertiremos los objetos sonrientes recolectados para entrar en una pantalla de bonus. En esta nuestro objetivo era avanzar todo lo posible sin caernos al suelo, saltando de impulsador en impulsador con precisión.
Otro de los incentivos que tenía preparado el juego era un modo cooperativo para dos jugadores, tanto local como a través de Internet. La diversión, dicho de otro modo, estaba más que garantizada bajo una sencilla historia en la que Bonk debía hacer todo lo posible para salvar la Tierra de una catástrofe inminente (un meteorito estaba a punto de colisionar en el tiempo de este cavernícola...). Una lástima que se cancelara y no viera la luz.